Filósofos y cuentapropistas en pandemia

Luis Ponce, que se autoproclama en Jaimanitas filósofo popular, ahora también especialista en pandemias, dice que en la historia del mundo siempre ha sido lo mismo
Filósofos y cuentapropistas en pandemia
 

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“Los únicos negocios particulares que quedamos abiertos en el barrio, somos los que vendemos cigarros”, dice Ibrahim Carta, jubilado del sector de comercio del barrio Romerillo. “También Maira, que vende coquitos, Tito el carretillero y Carlos que arregla fosforeras. Todos los demás cuentapropistas de aquí han cerrado por el coronavirus”. 

El rasta, que es zapatero en Jaimanitas, La Habana, se queja porque desde que llegó la pandemia nadie ha venido a arreglar zapatos. 

“Ya muy poca gente camina. El zapato  se ha convertido en un mal menos para la sociedad”, dice con sarcasmo.

Otro que cerró su negocio es Marlon, de calle 240, también en Jaimanitas, con un aserradero de baldosas donde acudían para cortes todas las viviendas en construcción. Marlon se la está viendo gris con la cuarentena y ya tiene el refrigerador vacío.

“Con el buen dinero que estaba haciendo con el aserradero”, se lamenta. “Gracias que guardé algo para los malos tiempos, que llegaron rápido, con eso he tirado, pero ya no queda nada”.

Al sur de la ciudad, en el barrio La Fortuna, Miguel García tenía tres caballos, que alquilaba en el parque Lenin la vuelta de cinco minutos a diez pesos (medio dólar). 

“Con eso mantenía a la familia: mi suegra, la mujer y un hermano. Al cerrar el parque me cayó el cielo arriba. Tuve que vender un caballo, el otro nos lo comimos y el que me queda lo voy a conservar a ver hasta dónde jala”.

Maritza y Malís son peluqueras particulares. Recientemente remodelaron sus establecimientos en el Vedado, incorporaron nuevos servicios con productos de primera calidad y estaban a punto de iniciar una línea de masajes, cuando el virus de Wuhan apareció para colapsarles sus proyectos. 

Mientras se arreglan las uñas en el apartamento de Maritza, las peluqueras sueñan con el día en que todo vuelva a la normalidad.

“No daremos abasto. Con tanto pelo mal tratado y tanta falta de tinte por la cuarentena, vamos a hacer el pan. Solo debemos esperar”, comenta Malís mientras abanica la mano. 

El negocio particular y el dinero que circulaba de manera subterfugio en los barrios ha caído en un 50%. En cambio los precios siguen en el mismo sitio. Zapateros, relojeros, vendedores de durofríos y de puntos de ventas de alimentos, catres de bisuterías, timbiriches han cerrado producto de la COVID-19. No hay estadísticas sobre el desmoronamiento que ha sufrido el sector no estatal en esta crisis.

Luis Ponce, que se autoproclama en Jaimanitas filósofo popular, ahora también especialista en pandemias, dice que en la historia del mundo siempre ha sido lo mismo. Abre un libro y lee:

“Esto es nada más por arribita. La primera gran pandemia que se tiene conocimiento es La Peste, ocurrida durante la guerra del Peloponeso. 430 años antes de Cristo. Mató a 30 000 personas. Después la plaga de Antonina, en el año 165 después de Cristo, que terminó con la vida del emperador romano Marco Aurelio y de otras 5 000 personas. Luego la peste bubónica, en 541, que en Constantinopla alcanzó un pico de 10 000 muertes por semana”.

“Luego viene entre los años 1348 y 1350 la temible peste negra, que cobró la vida a más de 25 millones de personas en Europa. Y al finalizar la primera guerra mundial en 1918, vivo la más mortal de todas: la gripe española, una pandemia que acabó con la vida del tripe de los 17 millones de soldados y civiles que fallecieron durante esa contienda bélica”.

“Fue la crisis sanitaria más grave de la historia”, en la voz de Ponce ahora se siente el dolor por las víctimas.

"Obligó a los países a repensar la necesidad de las acciones colectivas contra las enfermedades infecciosas. Dios quiera que esta pandemia no la sobrepase, porque no se sabe cuántos muertos cobrará más todavía, ni cuándo será su fin, que también haga repensar a la sociedad sobre su modo de vida y tome acciones para  evitar que un nuevo ciclo se inicie repitiéndose una vez más la tragedia".

 

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