Durante 2019 alcanzó notoriedad una nueva fuerza en la sociedad civil con la que ya hay que contar en Cuba: el activismo en favor de la protección y el bienestar animal.
Recordemos que en abril de ese año activistas y sociedades independientes protectoras de animales de La Habana realizaron hasta la tumba de Jeanette Ryder en el cementerio de Colón una marcha-peregrinación, la cual constituyó un antes y un después en la causa animalista cubana.
Sin lugar a dudas, este hecho fue un punto de inflexión en la verdadera sociedad civil, a pesar de que estuvo vigilado de cerca por agentes de la Seguridad del Estado, por ese temor gubernamental de que fuera la tapadera perfecta para un acto de protesta masivo.
La acción fue una fiesta conocida en el mundo entero, teniendo en cuenta que, según las legislaciones vigentes en la Isla, solo estaba y está registrada legalmente para este fin la Asociación Cubana para la Protección de Animales y Plantas (Aniplant).
A partir de ese momento Cuba no ha sido la misma. Se han ratificado en el compromiso organizaciones protectoras como CEDA (Cubanos en Defensa de los Animales), Huellas Callejeras en Cuba y otras surgidas después que han ampliado el diapasón que la Carta Magna del Partido Comunista niega en modo legendario.
De la misma manera que usando las redes sociales como medio el movimiento cívico, con un gran peso en el Movimiento San Isidro, logró frenar el empuje del aberrante Decreto 349, se frenaron sacrificios masivos de Zoonosis. El centro intensificó de manera cruel y extrema su labor social, matando antes del tiempo reglamentario a cuanto animal callejero se encontraba a su paso, como tratando de mantener limpia la alfombra roja que le puso el régimen de los Castro a los reyes españoles en su visita a Cuba.
Los animalistas se plantaron y esa vez sí que hubo protesta frente a las instalaciones de Zoonosis, donde exigieron el cese del maltrato animal y una Ley de Protección, pero ya sabemos que si en Cuba no se respetan los derechos humanos, ¿Qué podemos esperar para los animales?
Después de eso el vaso volvió a desbordarse luego de que fuera difundido un video donde un perro era arrastrado por un tractor y golpeado con tubos hasta morir. La indignación de muchos convocó de nuevo a activistas que, en silencio, vestidos de negro y esta vez sin carteles, realizaron una procesión en el municipio de Guanabacoa, donde ocurrió el crimen. El régimen tampoco se pronunció, pero sí mandó a sus agentes de la Seguridad, pensado tal vez, que la integridad de la dictadura pudiera depender, llegado el momento, del asesinato de un perrito.
En días recientes un grupo de jóvenes, en su mayoría estudiantes de medicina, organizaron una venta de garaje en la calle Conill, entre Ermita y Ayestarán, municipio Plaza, con el único fin de recaudar fondos para ayudar a los animales callejeros y a la red de activistas que los protege. Para esto uno de los organizadores del evento hizo una coordinación previa con vecinos del lugar, en la que les informó de la iniciativa, incluyendo a la presidenta del CDR, pero fue precisamente ella quien a menos de una hora de arrancar la venta le dijo a los muchachos, primero de manera respetuosa, para luego ponerse agresiva, que lo que iban a hacer no era lo acordado, que esa "feria" sobrepasaba la capacidad del lugar, y que a ella no le importaba lo que hicieran con las ganancias, pero que tenían que irse de allí o habría consecuencias.
La venta de garaje fue suspendida. La posibilidad de ofrecerle un mejor trato a los animales callejeros sufrió una vez más la prohibición de entes defensores de los intereses de un gobierno autoproclamado adalid en cuanto a derechos humanos se refiere, siendo realmente la máxima expresión de la censura, represión y miedo a la creatividad y el emprendimiento individual.
Por lo pronto, la sociedad civil cubana, la que desea un cambio urgente por el bienestar de la isla, seguirá intentando concientizar sobre sus necesidades y derechos, esos que también "las verdaderas bestias" niegan a la vida animal en Cuba.