Se anunció un nuevo panorama sombrío relacionado con los combustibles para la cocción de los alimentos y otros menesteres domésticos y de asistencia social: “la Unión CubaPetróleo informa sobre afectaciones en la venta de gas licuado”.
El informe no hace distinciones entre población y sector estatal o cuentapropista; esta noticia tampoco constituye novedad. Lo que sí dice la nota publicada por un bloguero oficioso es que “durante todo el año anterior el gobierno de Estados Unidos impuso nuevas y sucesivas sanciones a compañías, armadores, buques y empresas de seguros, con el objetivo de impedir la llegada de combustibles a nuestro país”. Cosa sabida.
La Corporación Panamericana S.A. tenía contratado el suministro de gas licuado de petróleo (GLP) y garantizaría sin afectaciones el consumo de la población y de los sectores estatal y no estatal, pero los proveedores se negaron a realizar las entregas planificadas para finales de diciembre e inicios de este mes.
Las causas de que tales fuentes rehusaran colaborar con la empresa continúan sin develarse, aunque se insinúe sobre presiones estadounidenses. Por ejemplo, Rusia o China no entenderían de acciones persuasorias ni amedrentamientos políticos provenientes de ningún país, pero si no hay dinero para pagarles, allí la cosa reviste otra vis ideológica.
Desde noviembre, “se han estado realizando gestiones para lograr el suministro desde otros mercados, lo cual no se ha logrado concretar”. No se dicen cuáles. Añade el comentario que apareció en la televisión que los balances de inventarios existentes en el país “no cubren el consumo, por lo que han existido afectaciones en la venta normada y liberada de GLP y sólo podrá garantizarse para los centros que brindan servicios básicos a la población”.
Se informa, según cuenta el carretonero que distribuye el producto en zonas residenciales como cualquiera, que “a través de cada Punto de Venta habilitado en cada municipio se sabrá si hay o no balitas disponibles a partir de este viernes, porque la reserva se acabó”, pero también se puede llegar a saber “sobre las medidas de reducción del consumo que se aplicarán hasta tanto exista un suministro estable”.
Otra novedad adversa --y palpable-- es que, en los ServiCupet, dependencias adjuntas a la misma compañía distribuidora, hay ausencia permanente de gasolina automotriz desde hace varios días, presumiéndose un retorno --no anunciado-- a los días trágicos de setiembre del 2019, cuando se declaró “la coyuntura”, dicho públicamente “de forma excepcional”. Y paremos de contar.