El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, calificó de “mentiras” que Estados Unidos se abra al diálogo si Cuba cede a sus presiones en una visita que realizó hoy a la oriental provincia de Las Tunas.
“A veces llegan las ideas de que, si abandonamos una posición u otra, si abandonamos la solidaridad, el apoyo, para nosotros se abrirían las puertas y eso es una mentira”, aseguró el mandatario.
Las declaraciones son síntoma de que, con aumento de sanciones tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y una crisis económica rampante en la Isla, el régimen persiste en su política de intransigencia. Al mismo tiempo, muestran la desconfianza hacia Washington, luego de haber ganado terreno con el presidente Barack Obama.
Aun así, Díaz-Canel dijo que Cuba no dejará de enfrentar las medidas de “hostigamiento” con “serenidad” en lo interior, e incluso de “avanzar en el restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos” en lo exterior, pero en base al “respeto mutuo” y sabiendo que siempre habrá “diferencias ideológicas”.
Cuba es “un país pequeño... que ha querido construir un ideal que puede ser el que no quiere el gobierno de Estados Unidos, pero es nuestro ideal”, agregó el mandatario, tras recorrer un hospital y una escuela de arte, reunirse con la comunidad universitaria por horas y visitar un parque popular lleno de niños corriendo y música de baile.
El gobierno de Trump argumentó que quiere privar al ejecutivo cubano de los recursos para oprimir a su pueblo. La gente en la isla asegura que están siendo seriamente afectados en su vida cotidiana.
Restricciones de viajes a los ciudadanos estadounidenses para dañar al turismo, limitaciones a los viajes aéreos, incluyendo los chárter que utilizan los cubano-estadounidenses, suspensión de cruceros y la habilitación para que empresas de terceros países puedan ser enjuiciadas por operar con Cuba, son algunas medidas tomadas por Washington.
La población sufre un suministro irregular de combustible y de diversos productos, dejando vacíos las tiendas y causando largas filas, una situación que se suma a los propios problemas de ineficiencia de la isla para fabricar muchos bienes que los cubanos necesitan.
Washington acompañó las tensiones entre Cuba y Estados Unidos de una retórica en la cual acusó a la isla de fomentar la violencia en el continente y sostener militarmente a los venezolanos que apoyan a su presidente, Nicolás Maduro.