Las torturas dentro de patrullas policiales son un método cada vez más común, utilizado por el régimen cubano contra opositores y periodistas independientes.
Un reportaje publicado por Connectas registra más de 100 incidentes de este tipo entre el segundo período de gobierno de Raúl Castro y el de Miguel Díaz-Canel (2013-actualidad).
El 93% de las denuncias de patrulla-horno corresponden a activistas, de las cuales el 75% tuvieron lugar en La Habana. Por ejemplo, con la iniciativa "Todos Marchamos", liderada por las Damas de Blanco, las denuncias de mujeres torturadas (86) superan a las de hombres (31).
Sin embargo, esas cifras se han revertido desde el año anterior a la actualidad, debido a la paralización de dicha iniciativa por la COVID-19. Ahora se registran más atropellos de este tipo contra hombres.
Cabe destacar que se han documentado más casos (65) durante la Administración Díaz-Canel, rompiendo el mito de que sin un Castro dirigiendo el país, el estado de cosas mejoraría, agrega el medio internacional.
Una de las víctimas de tortura dentro de carros policiales fue el periodista Alexis Pérez, residente en La Habana.
En octubre de 2019 estaba cubriendo un desalojo en la capital y fue detenido junto a otros opositores, por agentes de la Seguridad del Estado. Los hacinaron en el asiento trasero de la patrulla, bajo el sol de la Isla.
Pérez perdió el conocimiento y tuvo que ser reanimado de urgencia. "Cuando abrí los ojos de nuevo, estaban reanimándome, y la policía gritaba a la gente que se alejara", contó al citado medio.
Otro caso es el del ex prisionero político, Ángel Moya, ocurrido en marzo de 2019. Los agentes policiales cerraron la patrulla herméticamente con él adentro y al gritar que bajaran las ventanillas para poder respirar, fue rociado con gas pimienta.
También más recientemente, la periodista del ICLEP, Mary Karla Ares, estuvo más de cuatro horas encerrada en un vehículo policial, bajo el sol. Esto ocurrió el 19 de abril de 2021.
Uno de los casos más extremos fue el del científico, Oscar Casanella, quien pasó siete horas dentro de una patrulla cerrada a inicios de abril de este año. Se le negó beber agua y utilizar servicios sanitarios.