La familia opositora Leyva Miranda abandonó este martes la huelga de hambre que habían iniciado el fin de semana, ya que se trasladaron a otro municipio de Holguín acogidos, aunque no dieron detalles.
Este sábado 26 de septiembre, los activistas y ex prisioneros políticos se quedaron prácticamente sin hogar, luego de que miembros de la brigada de respuesta rápida que les asedia y hostiga lanzaron piedras a su casa y rompieron la puerta y ventanas bajo amenazas y ofensas.
“Van a matarnos”, se escucha decir en distintos momentos a Fidel Manuel Batista Leyva en un video que grabó ese día, entre el llanto, la impotencia y las consignas contra el régimen proferidas a modo de defensa por sus hermanas y él mismo.
Ante la fuerza de los golpes en puerta y ventanas, y los gritos, amenazas y ofensas que provenían del exterior de la casa, la familia subió a los niños al techo para que se escondieran y estuvieran a salvo si los defensores del gobierno, con la venia de una patrulla policial que los dejó hacer y deshacer, lograban irrumpir en el hogar.
De acuerdo con los relatos de la familia y otros activistas que circulan en Facebook, luego de que la familia completa y su amiga María Casado Ureña se subieran al techo de una vecina mientras los represores ingerían bebidas alcohólicas armados con hierros y machetes, estos “entraron a la vivienda, rompieron objetos y prendieron fuego a la cocina”.
Por lo anterior, la familia se trasladó este domingo a la diócesis de Holguín para pedir protección al monseñor Emilio Aranguren.
Según contó a ADN Cuba, Ana Iris Miranda, esta medianoche se movieron a otro municipio, a "casa de una hermana de lucha".
Sin embargo, la mujer denunció que "seguimos sin casa, sin familia y en grave peligro de muerte".
Ante consultas de este medio sobre un posible retorno a su hogar, respondió: "Queremos. Pero no es posible sin encarcelar a los que quieren matarnos".