La Administración Biden expresó condolencias por la muerte este fin de semana de Carmelo Díaz, exprisionero político cubano encarcelado durante la ola represiva en la isla conocida como Primavera Negra (2003).
“Condolencias a la familia de Carmelo Díaz Fernández, periodista y defensor de los trabajadores cubanos, quien se mantuvo firme frente a la opresión en Cuba junto con sus compañeros prisioneros de la Primavera Negra”, expresó mediante un tuit Julie Chung, Subsecretaria Interina en la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental.
Carmelo Díaz “será recordado por su fuerza y valentía”, añadió Chung en Twitter, publicación que también fue compartida por la Embajada de EE.UU. en La Habana.
Carmelo Díaz Fernández fue uno de los primeros periodistas independientes apresados en marzo de 2003 por el régimen de la isla como parte de la ola represiva conocida como Primavera Negra.
Falleció este fin de semana en Estados Unidos y sobre su deceso dieron cuenta en redes sociales varios activistas y personas allegadas a su familia. Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, envío las condolencias a sus familiares en nombre de la agrupación, surgida a raíz de la detención del Grupo de los 75, del que Carmelo fue parte.
Descanso eterno Carmelo, deseó Soler al también sindicalista independiente en un post compartido en Facebook.
CubaNet destacó que Díaz Fernández, tras 15 meses de prisión, también fue uno de los primeros en ser liberados bajo una licencia extrapenal, debido al deterioro de su salud.
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A lo largo de su vida se desempeñó como director de la Agencia de Prensa Sindical Independiente de Cuba (Apsic) y fue miembro de la junta ejecutiva del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC), resalta el medio. Además, reseña que el finado, colaborador suyo y de otros periódicos independientes, fue presidente del Sindicato Cristiano y dedicó parte de su vida al Centro Nacional de Formación en Sindicalismo y Derecho del Trabajo.
Corresponsal en Cuba de la revista venezolana Desafíos, Díaz Fernández fue condenado en 2003 a 16 años de cárcel por su labor como periodista y sindicalista independiente.
A pesar de que tenía buena salud hasta ese momento, en la prisión comenzó a presentar signos de hipertensión arterial y problemas cardíacos, por lo que el 15 de diciembre de 2003 fue trasladado de la cárcel de Guanajay, en la entonces provincia Habana, al hospital del centro penitenciario del Combinado del Este.
Meses más tarde, en 2004, fue liberado bajo la amenaza de que, si mejoraba o no tenía una buena conducta, sería remitido de nuevo a la prisión.
Desde la cárcel, el periodista denunció las deficientes condiciones sanitarias, la inadecuada atención médica y el aislamiento al que eran sometidos los reclusos, sobre todo los presos políticos.