El pasado 15 de agosto, la Cofradía de la Negritud envió al presidente de los Consejos de Estado y de ministros, Miguel Díaz-Canel, una Carta Abierta titulada “Algunas consideraciones sobre la problemática racial en Cuba”, sin que hasta el monento haya obtenido respuesta.
El texto lleva como subtítulo “Algunas consideraciones sobre la problemática racial cubana” y pide al mandatario establecer las disposiciones requeridas para darles un cumplimiento satisfactorio a las Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD, por sus siglas en inglés), durante la próxima presentación del informe cubano ante esa convención internacional.
Cuba presentó en mayo de 2018 el Informe Nacional ante el Examen Periódico Universal (EPU) en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, como resultado de la implementación de las recomendaciones aceptadas en el segundo examen expuesto en 2013 por la isla caribeña.
Sin embargo, dicha presentación generó críticas e insatisfacciones entre académicos y activistas antirracistas, quienes observaron debilidades en la información brindada por las autoridades, además de considerarla desprovista de análisis más profundos sobre los problemas raciales que afectan a este país caribeño.
Finalmente la Coneg pidió al presidente hacer lo posible para que “los compatriotas que, por cualquier razón, requerimos conocer sus criterios sobre la problemática racial cubana, seamos atendidos”.
La estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información indica que Cuba, con 11,2 millones de habitantes, posee una composición racial de 64,1 por ciento blanca, 9,3 por ciento negra y 26,6 por ciento mestiza, aunque activistas aseguran que esos datos son imprecisos porque muchas personas no se reconocen como negras o mestizas.
Un racismo estructural
Norberto Mesa Carbonell, el primer cofrade de la organización de la sociedad civil independiente, ha usado en su carta documentos, libros y conferencias publicados por el mismo Estado cubano para quejarse de que en un país poscolonial como Cuba no se reconozca el racismo estructural y la negación de términos como afrodescendiente, que definen a los activistas y a las personas de toda la región.
Entre esas referencias están la Mesa Redonda “El racismo sobre la mesa”, de marzo de 2016, y el Informe de Cuba ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, como Estado parte, en la 96 Sesión Ordinaria de CERD, el 15 de agosto de 2018. También involucra la historia de la revolución cubana con Heriberto Feraudy Espino, presidente de la Comisión José Antonio Aponte; a Esteban Morales y sus pronunciamientos en su blog personal; a Fidel Castro con el libro del periodista Ignacio Ramonet y a las Observaciones finales sobre los informes periódicos en Ginebra.
Para Mesa Carbonell existe una contradicción entre el discurso negacionista del régimen y la responsabilidad que le ha sido otorgada expresamente a Díaz-Canel sobre el tema en Cuba. Por tal razón, el cofrade pide al presidente cubano que “realice un encuentro con las diversas plataformas de la sociedad civil interesadas".
La Coneg es un proyecto autogestionado de activismo social surgido en 1998, que busca crear conciencia sobre el problema racial en la sociedad cubana, además de erigirse como espacio para el intercambio entre el sector académico y la comunidad.
En 2011, la iniciativa presentó una propuesta de 48 tareas y acciones dirigidas a obtener resultados progresivos y objetivos en la eliminación de las manifestaciones de discriminación racial en la isla, así como en la reducción de la desigualdad racial fortalecida en los últimos años.
En los últimos años, voces ciudadanas, académicas y artísticas impulsan acciones dirigidas a reforzar la dignidad de las personas negras y mestizas, de manera paralela a una mayor visualización en los espacios públicos y de denuncia de acciones discriminatorias por el color de la piel.