El popular actor humorístico, músico y presentador de televisión cubano Alexis Valdés, elogió y compartió en sus redes sociales un artículo de la artista y activista Tania Bruguera, perseguida por el castrismo y uno de los principales objetivos del régimen en su campaña difamatoria y represión contra los integrantes del Movimiento San Isidro y el 27N.
“Me encantó este texto de Tania Bruguera. Respira inteligencia por todos lados”, expresó Valdés, a quien la dictadura impide regresar a su país por las críticas que le ha hecho con su trabajo.
Lo escrito por Bruguera apareció como parte de su columna Políglotas Políticos, en la revista independiente Hypermedia, y está destina a desmentir el argumento del castrismo de que quienes disienten y se oponen a sus políticas autoritarias serían “agentes de la CIA”.
“No soy agente de la CIA. Tampoco soy agente de la Seguridad del Estado. Eso de ser un agente me parece lo más cheo del mundo, para empezar”, afirmó.
Relata que como cinéfila, se ha aficionado a series y películas de espionaje. “En esos materiales (…) he buscado estrategias que pudiera usar el DSE [Departamento de la Seguridad del Estado] cubano contra mí, porque todas las agencias de inteligencia y de contrainteligencia del mundo hacen más o menos lo mismo”, dice.
“El famoso entrenamiento que dice el DSE que me ha dado la CIA, son esas películas y esas series que están a disposición de todos”, asegura la artista.
“Claro que, cuando el DSE tiene a seis agentes y a dos patrullas de policía que se mandan a correr para detenerme cuando salgo a comprar el pan, no me queda otra que imaginarme que estoy en una serie de Netflix sobre el Chapo Guzmán, o en un documental de HBO sobre el Mossad. Porque pensar que una escena como esa es la realidad de un país como Cuba, me parece demasiado ridículo”.
Por el contrario, sugiere que el castrismo sí acostumbra a preparar, o al menos influir, en activistas contra los sistemas de otros países, incluso Estados Unidos. Ella misma lo ha notado en personas que ha conocido en cursos de acción político-artística que se ha pagado de su bolsillo.
“Y aunque aprendí elementos básicos del social organizing, lo cierto es que en esos talleres me pasé todo el tiempo peleándome con los profesores, que para cualquier cosa ponían a Cuba como ejemplo. Para ellos, Cuba era el modelo de país al cual debían aspirar las luchas activistas (no creo que hayan sido profesores de la CIA). De vez en cuando algún profesor de esos nos hablaba de su maravilloso viaje a Cuba y del curso que había recibido allí, donde le dieron herramientas y le aclararon las causas por las que debía protestar a su regreso a los Estados Unidos”.
Por esto y otras anécdotas que cuenta en el texto compartido por Alexis Valdés, a ella quienes le acusan de ser agente de la CIA EN Cuba le recuerdan a veces ese refrán popular: “El ladrón piensa que todos son de su condición”.
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“El gobierno cubano también tiene sus programas para influir en el gobierno de Estados Unidos. Una gran cantidad de agentes cubanos hacen lobby constantemente por todos los estratos de poder norteamericano: desde el Congreso, el Senado y el Departamento de Estado, hasta la academia y los movimientos sociales”, aseguró la artista, al tiempo que lanzó interesantes cuestiones:
“¿El gobierno de Estados Unidos tiene agentes de influencia en la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Comité Central del PCC, en el Consejo de Ministros, en el MININT, en la UNEAC, en el Consejo Nacional de la FEU o entre los directivos de la Universidad de La Habana? ¿De verdad crees que la lucha de las feministas contra los feminicidios y la violencia de género, de los afrodescendientes contra el racismo institucional, o la lucha de los animalistas y del colectivo LGBTIQ+ (por solo citar algunas), están pagadas por la CIA? Yo no lo creo”.
En su columna, Tania Bruguera explica a los partidarios del régimen que “hay algo que se llama cansancio (…) Cuando uno se cansa, todo le da igual. Ninguna amenaza funciona. Esa terquedad no tiene nada que ver con órdenes de la CIA: esa terquedad es el resultado de haber dicho basta. Y el orgullo que uno siente cuando ya no se deja avasallar, tampoco puede pagarlo la CIA”.
La fundadora de Instar, es certera al exponer que “lo que sí debería estar claro es que no hay que ser de la CIA para querer libertad de expresión, derechos civiles, económicos, políticos y humanos”.
“No puede ser tampoco que toda aspiración de derechos en Cuba sea respondida con un contra-argumento anexionista. Eso no nos deja espacio a nada”, aseguró en su artículo de Hypemedia.