Bruno Rodríguez está preocupado por los 'homeless' de Estados Unidos

Al canciller cubano le cuesta ver los problemas de Cuba, pero pretende ser agudo en sus análisis sobre la realidad estadounidense. Ahora critica la existencia de homeless en EEUU, sin mencionar si quiera los muchos cubanos que viven albergados o en casas a punto de caerse
Bruno Rodríguez
 

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A los funcionarios cubanos ya no les deberían permitir tuitear. No sólo son las faltas de ortografía de algunos, al punto de que la Real Academia debe enmendarles la plana, sino también las mentiras y los autogolpes involuntarios que se infringen a sí mismos y al régimen.

Otra muestra más de lo último llegó este lunes y de la mano, o de la cuenta en Twitter, del canciller Bruno Rodríguez. Uno de los funcionarios más activos del régimen en la red social del pájaro azul, Rodríguez demostró una vez más que se toma muy a pecho su encargo al frente de la cartera de Relaciones Exteriores, ya que mostró un abismal dominio de los problemas del país más próspero del mundo, pero un desconocimiento brutal de los del suyo propio.

“Al secretario de Estado Pompeo no le importa la situación de los derechos humanos en Cuba. Si así fuera, intentaría levantar el bloqueo genocida. Podría ocuparse en Estados Unidos del seguro médico, derechos de mujeres, afroamericanos, pobres, homeless, migrantes y niños detenidos. Que cese el “travel ban”, escribió el funcionario.

Su preocupación por los homeless (sin hogar) de Estados Unidos no puede cuanto menos que provocar risa o ira. Muchísimos cubanos, más en proporción con la población total del país que estadounidenses, carecen hoy de casa propia y están obligados a vivir en albergues o facilidades temporales, el eufemismo del discurso oficial para nombrar comunidades de acogida con pésimas condiciones que terminan siendo mucho más que un refugio temporal.

Asimismo, otro importante número de habitantes de la isla reside en edificaciones al borde del colapso o con muy malas condiciones constructivas; auténticas bombas de tiempo que cuando menos se espera, se vienen abajo y pueden cobrarse hasta vidas, como las de las tres niñas que murieron semanas atrás por el desplome de un balcón en La Habana Vieja.

Pese a ello, Bruno, fiel a su rol de ver muy lejos con los catalejos del régimen, pero de no mirarse al meñique del pie, sigue preocupado por “cuan mal” le va a Estados Unidos, más en comparación con el “paraíso” que solo él y unos pocos aparentan ver en Cuba.

 

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