Hay sucesos en Cuba, pequeños acontecimientos de la Cuba profunda, que podrían entrar en las páginas de una novela costumbrista, de esas que abundaron en América Latina a fines del siglo XIX y principios del XX.
O uno podría pensar que, al revés, salieron de un volumen polvoriento de Carlos Loveira o Miguel de Carrión a la realidad contemporánea. La reacción de los cubanos es similar a la de cualquier personaje del libro: se indigna y piensa que es testigo de un gran acontecimiento, aunque no pase de ser una minucia.
En un lugar de La Habana de cuyo nombre no puedo acordarme, y la verdad es que importa poco la ubicación real, Lázaro Polledo atrapó in fraganti a un policía besándose con su novia, o la muchacha que parece ser su novia, sin respetar el distanciamiento social decretado por las autoridades para combatir el coronavirus.
Las fotos enseñan la escena de pasión entre el oficial y la chica cerca de una patrulla, que Polledo atrapó porque, al parecer, le molesta sobremanera que las fuerzas del orden no den el ejemplo, aunque sean los primeros en señalar, multar y hasta llevar detenido al que incumpla las medidas de distanciamiento.
“Si no eres capaz de dar el ejemplo no tienes moral para corregirme”, dijo el cubano, quien ya sufrió la persecución de los uniformados, al parecer, por caer en la misma actitud de este policía.
La publicación generó cientos de comentarios; son muestras de cuán poca legitimidad tienen en Cuba la Policía, el Ministerio del Interior y, en general, todo lo que vista de uniforme y recuerde al régimen. Esa probablemente es la nota crucial del acontecimiento.
El 17 de abril la activista cubana Oylin Hernández Rodríguez denunció en Facebook que la Policía había multado a la madre de dos niños en Caimito, provincia de Artemisa, solo “por bajarse el nasobuco para tomarse un helado después de varias horas en una interminable cola”.
El día 8, la dama de Blanco, Micaela Roll Gibert denunció que le pusieron una multa de 300 pesos (12 dólares) por quitarse un momento el nasobuco cuando hacía cola para comprar pollo en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.