Jorge Luis Argudín era un cubano que, de seguro, debió despertar simpatías entre sus vecinos. El 31 de agosto lo encontraron muerto, en avanzado estado de descomposición. La noticia conmocionó a su pueblo, Cabañas, en la provincia Artemisa.
No era precisamente un dechado de virtudes cívicas: se dedicaba a la compra-venta de moneda y al préstamo —era usurero—, pero cuentan quienes lo conocieron que no había problema ni desdicha en ese pueblucho que no atendiera en plan de ayudar a sus convecinos.
Antonio Lozano, quien lo conoció, dijo a ADN Cuba que era el “padre de los milagros” en Cabañas. Estaba presente en todas las emergencias y siempre extendió su mano para ayudar. En los negocios era severo con el pago, pero otra cosa era cuando se trataba de resolver algún problema para la comunidad, añadió.
“Fue el único sostén de ese pueblo sin vida, una zona totalmente apartada y rural”, enfatizó.
Llevaba siempre muchas prendas caras y buena cantidad de dinero. Amigos, familiares y habitantes de cabaña especulan que esa fue la razón del asesinato, pues nunca tuvo enemigos declarados. Su cuerpo apareció sin las joyas y nadie tiene rastro de los billetes.
Según informan, salió el jueves en la tarde y no se supo más de él hasta este lunes. La policía desconoce a los autores del asesinato, aunque el móvil parece ser bastante claro.
“Se dice que hay rastros de defensa personal, pero lo único que sabemos es que los causantes están libres, y la policía tuvo nociones del asunto desde el principio, pero no hicieron anda, hasta que dieron la autorización para encontrarlo”, sostuvo Lozano.
Al parecer, el día del crimen andaba con otras tres personas que, presuntamente, fueron los autores del secuestro y muerte, pero no hay muchos datos sobre ellos.
