Vecinos de barrio habanero se quejan por cierre de carnicería debido al coronavirus

Habaneros se quejan del cierre de una carnicería por no haber carnicero que sustituya al que allí estaba. Ahora han sido reubicados y las colas para alimentos son el doble de largas y más vulnerables al coronavirus.
Cubanos hacen colas para adquirir alimentos
 

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El pasado 07 abril, haciendo acuse de recibo, el diario estatal Juventud Rebelde, presentó el caso de un grupo de vecinos del municipio Diez de Octubre, en La Habana, a los cuales el gobierno les cerró la carnicería donde se distribuyen los productos cárnicos de la libreta.

A nombre de su comunidad, Bárbara Muñoz Planchat, vecina de la calle Herrera 261, entre Reforma y Guasabacoa, Luyanó, Diez de Octubre, escribió al Juventud Rebelde buscando que le den una mejor solución al problema de la carnicería, o al menos, una explicación.

Según ella, no concibe que, si ante el peligro del coronavirus el Gobierno cubano adopta las decisiones más lógicas para proteger a la población, se tomen medidas allá abajo, en la base de la sociedad, que no concuerdan con esa política.

La mujer de 69 años, relata que al carnicero del barrio, por tener más de 60, lo han enviado a su casa, algo que todos los consumidores de la zona comprenden, debido a que el COVID-19 es más letal en las personas de la tercera edad. Lo que sí no entienden es que Comercio, en lugar de enviar otro que tenga todos los requerimientos, haya cerrado la carnicería, sita en Melones y Santa Felicia.

Debido a esto, explica Bárbara Muñoz, han reubicado a esa gran masa de consumidores, en su mayoría personas de la tercera edad, en otra unidad lejana, en Guanabacoa y Santa Ana, que ya de por sí presta servicios a gran cantidad de núcleos. Y esos ancianos ahora tienen que hacer la cola mucho más larga y lenta, hasta de más de tres horas.

"Con esta medida, ¿no estamos exponiendo a una gran cantidad de personas a contagiarse solamente por cumplir una disposición? ¿Es eso lo correcto? Se salvará el carnicero. Muy bueno. ¿Y los consumidores?", pregunta Bárbara, quien también explica que ese barrio tienen un largo arrastre de "reubicaciones" para adquirir los alimentos, desde que el tornado del 27 de enero de 2019 dañara la bodega donde compran la canasta básica, en Calzada de Luyanó y Melones.

Así mismo explica que aunque hace unos meses se dieron por concluidas las obras para restañar los daños del tornado, esa bodega quedó inconclusa, faltándole poco para terminar la obra. Y el bodeguero les dijo que los constructores se habían ido porque no les pagaron lo convenido, algo que llevó a que fueran reubicados todos los consumidores de esta bodega, y a su bodeguero, en una ubicada en Calzada de Luyanó, dos cuadras más allá de la funeraria. Y eso representa más de un kilómetro para ellos.

"Hay veces que después de llegar allí, el bodeguero nuestro no está, y hay que volver; porque fue a la Zona o al Banco… Y el bodeguero titular de allí no tiene indicaciones de despacharnos a nosotros, los reubicados. Se habla todo el tiempo de la preocupación por la tercera edad, y en general por la población; porque nos mantengamos en casa el mayor tiempo posible. ¿Cuándo los que tienen que ver con esto se ocuparán?", concluye Bárbara.

 

 

 

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