El Centro por una Cuba Libre realizó un llamamiento internacional para establecer un “corredor humanitario para el pueblo cubano” este martes 16 de agosto.
Según alegan los firmantes de la solicitud, es necesario un Corredor Humanitario de Emergencia porque según reportes previos, el gobierno de Cuba vende los productos recibidos en concepto de ayuda humanitaria “en dólares estadounidenses a través de tiendas administradas por el gobierno”.
Como hecho probatorio se refiere la retención arbitraria por las autoridades del régimen de las donaciones recibidas a través de la campaña Solidaridad Entre Hermanos, la cual habría beneficiado a 15 mil familias dentro de Cuba que se habían inscrito para recibir ayuda en la plataforma habilitada para este fin.
“Esta iniciativa no fue de naturaleza política, sino un esfuerzo humanitario de pueblo a pueblo, que no encontró ningún obstáculo por parte del Departamento de Estado de los Estados Unidos” aclara el documento .
El llamamiento también denuncia que la dictadura en Cuba “ha levantado un bloqueo interno que impide a los cubanos producir alimentos y venderse bienes y servicios entre sí. También ha impedido que la diáspora cubana participe en esfuerzos humanitarios para brindar asistencia directamente a los cubanos necesitados. Porcentajes significativos de los dineros enviados a Cuba son absorbidos por entidades militares y no benefician a los cubanos de a pie”.
Ante esta realidad, el llamamiento exige a la dictadura cubana “eliminar las restricciones a la distribución de ayuda humanitaria de organismos internacionales y de cubanos en la diáspora a cubanos necesitados en la isla” y “permitir visitas del Comité Internacional de la Cruz Roja a las cárceles de Cuba”.
Encabezan la lista de destinatarios Michelle Bachelet, Alta Comisionada de los Derechos Humanos de la ONU; Luis Almagro, Secretario General de la OEA y Jefes de Amnistía Internacional. Además, se envió el documento a figuras políticas de la región y otros organismos internacionales.
El llamado internacional fue suscrito, en total, por 21 firmantes, entre los que se encuentran defensores de los derechos humanos, líderes religiosos, escritores, artistas, intelectuales, periodistas, empresarios, ex diplomáticos y académicos.