Sandro Castro asegura que no tiene juguetes en casa

Buena iniciativa, lo de pedir perdón. Ojalá sus abuelos hubiesen dado al menos una disculpa a las familias separadas tras las crisis de balseros de 1980 o 1994, las avionetas derribadas de Hermanos al Rescate, y tantas cosas más.
 

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Sandro Castro, el Arrepentido. Así podría llamarse el nuevo episodio de la gustada serie “Lujos y opulencia de la familia Castro”, que salió a la luz pública ayer, cuando el nieto del difunto dictador dijo que el Mercedes-Benz no era suyo, sino de un amigo.

Quién sabe si fue por decisión propia o porque su tío abuelo Raúl, el jefe de toda Cuba y suyo también, le haló las orejas, pero el joven playboy salió la víspera a pedir disculpas por el video en el cual salía conduciendo un auto de lujo, que causó un tsunami de críticas.

Dijo que el auto era de un amigo —un amigo muy generoso— y recalcó que no era de su propiedad. Además, pidió disculpa a las personas que se sintieron ofendidas por su alarde, en medio de una situación económica tan tensa en Cuba, que ha expandido la pobreza.

Buena iniciativa, lo de pedir perdón. Ojalá sus abuelos y tíos lo hubiesen hecho a tantos cubanos por las familias separadas tras las crisis de balseros de 1980 o 1994, las avionetas derribadas de Hermanos al Rescate, los fusilados en los años 60 o los vejámenes a que fueron sometidos artistas y homosexuales en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción.

El video de Sandro provocó no sólo la indignación de muchos cubanos, si no también críticas… dentro del propio oficialismo. Así es, hay cosas inexplicables en este mundo. ¿O no tanto? En ese régimen nada ocurre por casualidad, pero, por desgracia, es tan hermético que no podemos saber a ciencia cierta a qué se debió la reacción vitriólica de algunos voceros ante las gracias del niño rico.

Alex Castro, tío de Sandro, llamó “papa podrida” al joven, tratando de desviar la atención y limpiar la imagen de su familia, en especial del difunto dictador y el anciano Raúl, que ahora es el patriarca del clan.

Excesos y muestras de lujos existen de sobra en la familia Castro-Ruz, desde la isla privada y pescas exclusivas del dictador Fidel, las cenas con langosta de Mariela Castro, las salidas en yates privados del guardaespaldas Raúl Guillermo, alias “El Cangrejo” o los paseos en barcos por Turquía de Antonio Castro.

Sandro solo ha seguido el ejemplo de sus padres, sus tíos, sus primos y su propio abuelo, Fidel Castro, que todo lo podía y todo lo convertía en oro, para su beneficio, no el del pueblo que sigue sumido en la miseria. 

Como aseguró el periodista y académico José Raúl Gallego, “el problema no es Sandro. El problema es que tenemos una familia y sus allegados dirigiendo un país como si fuera de su propiedad. Ese es el problema que tenemos que acabar de resolver y no entretenernos con los cebos que nos tiran ellos mismos”.

 

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