Reyes Magos llegaron a Cuba con Fidel en enero de 1959, asegura el castrismo

Hay “regalos” que no deseamos, y los escondemos en un rincón de la casa o los botamos a la primera oportunidad. Uno de esos “presentes” indeseables, el peor que podrían hacerle al noble pueblo de Cuba, fuel el castrismo que llegó en enero de 1959, allá por el Día de los Reyes Magos
Fidel Castro, dictador cubano
 

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Hay “regalos” que no deseamos, y los escondemos en un rincón de la casa o los botamos a la primera oportunidad. Uno de esos “presentes” indeseables, el peor que podrían hacerle al noble pueblo de Cuba, fuel el castrismo que llegó en enero de 1959, allá por el Día de los Reyes Magos, aunque pareciera que Melchor, Gaspar y Baltazar lo que dejaron a su paso por la isla tropical fue el estiércol verde olivo de sus camellos.

La Boñiga en Jefe, conocido de manera oficial como Fidel Castro –que jugó toda la vida a ser monarca de la depauperada ínsula–, irónicamente terminó sus días hecho cenizas en una tumba de forma muy parecida a la bosta de los camellos. La piedra donde escondieron lo que quedó del dictador se encuentra en el cementerio más importante de Santiago de Cuba, para desgracia de esos compatriotas que deberán dormir con tal personaje cerca.

Pero la prensa comunista de por allá se empeña en hacer creer que no, que es una bendición tener la maldición del Zombi en Jefe en la ciudad, y que el pueblo lo quiere mucho y le agradece por no sabemos qué.

El colmo de la ridiculez y el kitsch castrista más reciente, ha sido afirmar a propósito del Día de Reyes, que en realidad “llegaron a Cuba los verdaderos Reyes Magos” con el triunfo de la revolución que degeneró en longeva dictadura.

Sierra Maestra, uno de los peores libelos de la propaganda oficial, publicó que “algunos cubanos seguro recuerdan con alegría y alguna nostalgia la celebración, cada 6 de enero, del Día de los Reyes Magos”, pero que los revolucionarios no pueden “compartir ni esa alegría ni esa nostalgia”.

Quien firma, Orlando Guevara Núñez, dedica unos párrafos al “amargo recuerdo” que dice tener de esa celebración, y que como buen aprendiz de dictadorcillo quiere extender a toda la nación. Cuenta que antes de 1959 siempre escribía cartas a los personajes mitológicos, y les pedía regalos que nunca traían porque era un niño campesino. Hasta que, lleno de ira los mandó “al demonio”.

“Por suerte, en un enero, como dijo un poeta: con cinco días de anticipación, llegaron a Cuba los verdaderos Reyes Magos…”, asegura este cándido articulista haciendo referencia al 1ro de enero, fecha oficial dedicada a celebrar la toma del poder por Castro y sus acólitos.

Sin dudar de la mala experiencia en la vida de Orlando Guevara –que como todo comunista convencido vive rumiando su amargura por los siglos y los siglos–, a ese señor habrá que decirle que antes de la “revolución” había pobreza sí, pero ahora más. Son muchos más los padres que no han podido comprar algo a sus hijos, ni una confitura, en los años en los que los supuestos Reyes Magos “socialistas” han dominado estas tierras.

A pesar de lo que pretende la prensa oficialista con artículos como el de marras, las nuevas generaciones siguen añorando y celebrando como pueden el Día de Reyes. Este 2021 lo han tenido más difícil que de costumbre, porque la miseria impuesta por los mandamases de la casta verde olivo llegó en el 2020 a niveles extremos.

ADN Cuba hizo un sondeo entre algunas madres habaneras, en relación con esta fecha, y coincidieron que sería un día sin mucho que celebrar.

“Triste, igual que el año que se acabó”, expresó Mirta, madre de dos niños y empleada de una florería en la comunidad de Santa Fe (La Habana).

“El 2020 fue el más gris y terrible de todos los años que yo recuerde y el 2021 comenzó peor, con los precios por las nubes y el dinero que no alcanza para nada”, añadió a una colaboradora de ADN Cuba para una nota que publicamos a propósito de la fecha.

Afligida, dijo Mirta: “Este año no puedo comprar juguetes a mis hijos. No solo porque todas las jugueterías fueron trasladadas para las tiendas en dólares que no tengo, ni sé de dónde sacarlos, sino porque hay que priorizar ante todo la comida, que, aunque siempre es la misma basura de antes, ahora se necesita veinte veces el dinero que hacía falta para comprarla”.

La florista concluyó criticando al gobierno: “Cada vez que saca una medida, es para exprimir más. En cambio, ellos sí viven muy bien, y sus hijos y nietos tendrán los juguetes que deseen. Estoy tan convencida de eso como que me llamo Mirta”.

Otra habanera que se queja de la infelicidad de sus hijos y de tantos otros niños cubanos es Leovigilda, instructora de teatro que renunció al arte para vender artesanías en un puesto particular. Duda que algún niño de familia pobre tenga juguete nuevo este año.

“Se conformarán con mirarlos a través de la vidriera de las tiendas MLC, las bicicletas relucientes, los patines y muñecas”.

Entonces, qué espera el pueblo para botar de una vez y por todas a la dictadura que “regalaron” los pretendidos Reyes Magos del 59.

 

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