El castrismo regresa con las acusaciones de “mercenarismo” —nunca se cansa— contra medios independientes, opositores, artistas y todo el que esté dispuesto a sacarse de arriba la bota de su oprobioso despotismo.
Y reincide, como si se tratara de una pulsión latente, en la mención de la pesadilla que le quita el sueño a los jefazos de La Habana: la posibilidad de un estallido social que barra con los restos de ese sistema en decadencia.
Esta vez recurre a uno de sus voceros, Javier Gómez Barata —que vimos hablando mal del Movimiento San Isidro y el 27N en la televisión—, y al portal Cubadebate, desde donde se pronuncian todo tipo de improperios con absoluta impunidad.
En un texto titulado, Los ideólogos del golpe blando: Open Society en Cuba y la articulación contrarrevolucionaria, Barata asegura que la oposición al régimen cubano tiene su centro en internet y las redes sociales, pero “podría comenzar a realizar acciones de convocatoria fuera del espacio virtual, o sea en las calles en forma de manifestaciones”.
“Los medios digitales ‘independientes’ estarían igualmente listos para crear las condiciones de acumulación y manipulación, magnificar las convocatorias, y promocionar mediáticamente los sucesos”, aseguró.
Esta “neo-contrarrevolución”, como la llama Barata, estaría financiada por casi cualquier agencia del mundo. Cubadebate menciona a la National Endowment for Democracy (NED), la USAID, y la entidad financiera internacional Open Society Foundations, creada por el multimillonario George Soros.
“Esa es la articulación y no otra, que hemos visto en estos días. La de un viejo guion importado con nuevos actores, contra la Revolución Cubana, aprovechando un momento sanitario y económico extremadamente difícil, con una puesta en escena que ya tiene completo el elenco”, concluye el texto.
Ya aburren sus lamentaciones y griterías. En octubre, Miguel Díaz-Canel se mostró “preocupado” durante una intervención en el programa Mesa Redonda, donde dijo: "están tratando de lograr un estallido social en Cuba por intereses electorales y para quedar bien con la mafia anticubana radicada en Miami. Lo dicen descaradamente y no se ocultan".
El 17 de septiembre, el jerarca mostró inquietud ante la posibilidad de disturbios en Cuba en una reunión con sus camaradas de la cúpula.
Reunido en videoconferencia con los gobernadores de cada provincia, dijo que "se evidencia (…) un llamado y un propósito a alentar un estallido social en el país", mientras "se ataca con saña a dirigentes, a líderes de opinión, a intelectuales y artistas, que defienden el proceso revolucionario".
El gobierno de la isla intensificó su acosó en medios de comunicación contra la sociedad civil opositora desde que las manifestaciones del Movimiento San Isidro y el 27N, a fines de noviembre, provocaran una ola de aprobación y apoyo internacional y entre la comunidad cubana emigrada.