El régimen cubano acaba de sacar de su madriguera al capataz de la finca, el general Raúl Castro, y aprovechó para la ocasión una visita del depuesto presidente de Brasil, Luíz Inácio Lula da Silva.
“En un ambiente fraterno, los máximos dirigentes cubanos y el Presidente de Honor del Partido de los Trabajadores conversaron sobre las históricas relaciones de hermandad entre ambos pueblos y partidos”, dijo, sin decir nada, la nota oficial publicada por la prensa oficial.
En la foto de ocasión se observa a un saludable Raúl Castro junto al presidente designado, Miguel Díaz-Canel, el primer ministro, Manuel Marrero, el canciller Bruno Rodríguez y el político brasileño.
Lula, casi jubilado y hoy día sin poder, agradeció el apoyo del régimen durante el juicio político que lo sacó de la presidencia y que, a juicio del gobierno cubano, fue una artimaña de la derecha.
Asimismo, agradeció el envío de médicos cubanos a Brasil y condenó el “brutal bloqueo económico” de Estados Unidos contra Cuba y las sanciones recientemente emitidas por la administración Trump contra el régimen comunista.
Los rumores sobre la muerte de Castro corren entre los cubanos a menudo, por lo que el régimen aprovecha cualquier ocasión para demostrar que el jefe del clan todavía está vivo.
Por equivocación, el medio francés RFI, servicio exterior de la radiotelevisión francesa, lo "mató" al publicar el obituario que tiene preparado del mismo de manera anticipada por “un problema técnico”, según explicó en una nota de disculpas en noviembre de 2020.
Desde su supuesta cesión formal del poder en favor del presidente designado Miguel Díaz-Canel, Raúl Castro se ha dejado ver poco en público. Participa en algunas reuniones de alto nivel de la nomenclatura del régimen, pero su frecuente ausencia de la esfera pública ha provocado que en varias ocasiones se especule sobre su estado de salud.