Niños en Cuba también son víctimas de la propaganda del régimen

Desde hace 60 años los niños en Cuba son utilizados para reforzar el discurso sensiblero de compromiso absoluto con el régimen. El trabajo “Revolucionarios desde la cuna”, publicado en el periódico Sierra Maestra, así lo confirma
Niños cubanos levantan las manos frente a un cartel con la imagen de Fidel y Camilo
 

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¿Puede un niño o una niña de meses defender una postura política? No se trata de ponernos literales, pero… ¿Pueden ser revolucionarios desde la cuna?

Si eliminamos los signos de interrogación estamos frente a un titular, publicado este primero de mayo en el periódico Sierra Maestra, del Partido Comunista en Santiago de Cuba.

“Roselín y Rasiel Guerrero Solano son dos niños de 12 y 6 años respectivamente, quienes hace una semana comenzaron a decorar el balcón de su casa con banderas cubanas, cadenetas y consignas esperando el Primero de Mayo incentivados por su abuela”, así inicia el texto que pretende conmover y demostrar el apoyo del pueblo al Estado.

Una vez más pura cursilería oficial, periodismo que da aplausos al régimen. Publican historias de vida que no parecen historias, sino pasajes salidos del imaginario de un redactor que no encuentra mejores escenas para defender la narrativa castrista.

Propaganda, solo eso. Y pésima, porque la foto de dos niños a quienes probablemente indicaron posar con banderas y carteles, solo denota la falsa puesta en escena.

“Revolucionarios desde la cuna”, incluye orondas descripciones de cómo los niños “colaboraron con la realización de adornos para que su edificio vibrara de patriotismo hoy Día del Trabajo”; cómo una abuela se siente orgullosa de ellos y de “los sentimientos de amor a la Patria y sacrificio”, que les ha inculcado.

Los párrafos, más que texto periodístico, parecen de un novelón impublicable. Los límites entre periodismo y mala ficción se desdibujan fácil cuando de propaganda política se trata.

“Rasiel describe a los médicos como superhombres que lo dan todo por el bien del pueblo, Roselín hace postales para regalarle a sus vecinos y las decora con ángeles, porque para ella eso son los médicos ángeles”, continúa la autora del trabajo, con un tono que parece mágico-religioso en el periódico comunista.

Los niños fueron escogidos para la nota porque viven en un barrio de médicos, en el Consejo Popular Haydée Santamaría, “por lo que están rodeados de estos héroes de batas blancas”, subraya el discurso empalagoso.

Este fragmento, de tan patético, es para enmarcar: “Roselín leyó el concepto de Revolución dado por Fidel Castro y Rasiel le dio una flor a su abuelita por la labor tan humana que realiza. Cada día a las 9:00 pm sus voces son las que más se escuchan gritando ¡Que Vivan los médicos cubanos! Pero hoy sin dudas fue algo diferente saben que es el Día Internacional del Trabajo y que no hay mejor día que este para homenajear a sus héroes de batas blancas”.

No duden que las “estremecedoras” letras hicieran “vibrar” a varios, pero este cuento con niños como protagonistas/personajes ya no lo cree la mayoría. El Estado y sus voceros escenifican un teatro donde las personas llevan el maquillaje corrido.

Este mismo año se escuchaba por Radio Revolución, emisora provincial de Santiago de Cuba, otra puesta difícil de creer: “estos estudiantes tienen mucho que decir sobre los derechos humanos, específicamente, para no caer en cuestiones generales, derechos humanos en Santiago, en su ciudad, en su escuela…”

La primera alumna de primaria “entrevistada” responde que “sí, en nuestra escuela tenemos derecho a la educación, la educación es gratuita, y también tenemos derecho a la salud… Tenemos derecho a la recreación, al juego, también tenemos derecho a expresarnos libremente”.

Casualmente, la trasmisión que incluye las voces de una decena de niños a favor de los derechos humanos, ocurría a poca distancia de donde se celebraba un juicio amañado contra el opositor político José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba.

En Cuba la prensa oficialista se trata de armar un show para el que recurren incluso a niños muy pequeños. Falta de espontaneidad, discursos construidos, poca profesionalidad y ética… eso abunda en los medios de propaganda que el régimen reconoce como única “prensa cubana”.

 

 

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