María Caridad Jesús denunció este 25 de enero que su hijo, aquejado de desnutrición y otros trastornos, no tiene qué comer desde que los alimentos se consiguen en Cuba fundamentalmente en tiendas MLC.
“Mi hijo, se me muere se me desnutre por día. Después de todo pasar a MLC, sus alimentos son totalmente inalcanzables, se acabó, esta madre levantará su voz porque necesito que mi hijo viva. Les prometo no decir una sola mentira, hablaré la verdad de toda una historia triste por más de 18 años”, declaró esta cubana en redes sociales.
María dice que contará su historia en los próximos días —ADN Cuba estará atenta—; al parecer, relacionada con los padecimientos de su hijo y los trabajos de su familia para sobrevivir, una realidad que comparten millones de cubanos.
Innumerables cubanos han protestado por la apertura de las tiendas en divisa, uno de los medios que encontró el régimen para captar las divisas que llegan a través de las remesas y palear la grave crisis económica que vive el país.
La población mira con malos ojos las tiendas MLC debido a que, sin estar abarrotadas de recursos —la crisis también golpea esos comercios— están mejor abastecidas que los otros establecimientos del Estado y los negocios privados.
Por ejemplo, la cubana Kiriam Gutiérrez Pérez criticó en su perfil personal en Facebook: “(…) no entiendo, no me conformo, no me quedo callada. Utilizo mis redes para expresar mi opinión, lo que pienso, me afecta y me priva de tener mis derechos”, afirmó Gutiérrez Pérez, quien reside en la capital del país.
Gutiérrez Pérez añadió: “Tengo casi 8 meses sin trabajo, no tengo tarjeta MLC, es una vergüenza y una violación a los derechos humanos de todo un pueblo. Ahora van a subir los salarios y los productos de la canasta básica, o sea el mismo perro con más cadenas”.
La llamada “tarea ordenamiento” dejará fuera de circulación el CUC y sólo al peso cubano como moneda en la isla. Ya ha provocado un aumento de los precios de bienes y servicios que, según los economistas, podría ser aún mayor.
Los especialistas también aseguran que uno de los más golpeados será el sector estatal, pues muchas empresas son subvencionadas y ahora se convertirán en deficitarias, si es que el gobierno no decide salvarlas.
Mientras, el tope de precios decretado por el gobierno a lo largo del país ha propiciado que los trabajadores privados paralicen las ventas porque no tendrán ganancias. El llamado ordenamiento solo ha generado desorden.