Ramón Muñoz Yanes, doctor y escritor cubano exiliado en Canarias desde los años 90, envió una carta pública a Mariela Castro, hija del general Raúl Castro y una de las más activas de su dinastía defendiendo en redes sociales y todo tipo de foros la dictadura familiar.
El principal motivo de las críticas de Muñoz Yanes, son las burlas y artículos manipuladores que Mariela ha difundido contra los huelguistas del Movimiento San Isidro en La Habana.
En la calle Damas 955 en la Habana Vieja, permanecen atrincherados unos quince cubanos, activistas por los derechos humanos, artistas y periodistas independientes, en reclamo a la liberación del joven rapero contestatario Denis Solís, detenido arbitrariamente y encarcelado tras un juicio sumario bajo cargos fabricados y sin garantías legales.
ADN Cuba reproduce íntegra la misiva que denuncia la hipocresía de e inhumanidad de los monarcas que se dicen “socialistas”.
Sra. Mariela Castro Espín:
He leído con perplejidad sus improperios con respecto a los huelguistas de San Isidro y debo reconocer que usted prosigue sorprendiéndome. Mi abuelo decía con ese gracejo tan arraigado en la campiña cubana, que el pozo de la miseria no tiene fondo y hoy comprendo que hacía referencia a todas las miserias, incluida la espiritual y en ello, usted descuella con creces, sin la menor oposición, es una de las personas más miserables de las que tengo noticia.
Usted tilda al grupo de jóvenes del Movimiento San Isidro de marginales y creo que falta usted al conocimiento del castellano, pues según la Real Academia, cuando se hace referencia a marginalidad en persona o grupo, dícese de persona o grupo minoritario que no está socialmente integrado o relativo a ellos. Le aclaro que esos jóvenes en su gran mayoría están mejor preparados que usted, pero además no son una minoría pues viven como la mayor parte de la sociedad cubana, entre carencias. Usted si pertenece al grupo minoritario que vive y come como la élite, no sufre carencias ni miserias y es dueña de mansiones robadas a sus legítimos dueños, a los que asesinó su familia o les obligó a emigrar. En este caso y ciñéndonos al castellano, la que vive al margen de la sociedad cubana es usted, por tanto es conceptualmente más marginal que todos en el Movimiento San Isidro.
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¿Puede usted presentar públicamente al menos un solo documento de propiedad legítimo de una de sus residencias? ¿Puede usted documentar el origen de los dineros con los que usted hizo tales adquisiciones? Señora Mariela Castro Espín, usted nació de familia golpista. No tengo que recordarle que su tío y su padre llegaron al poder por las armas, no por elecciones, son por definición castellana, golpistas. Ustedes viven donde vivía la aristocracia que teóricamente querían desaparecer, pero tras sesenta años lo único que han demostrado es que a la aristocracia lo que hicieron fue robarles.
¿Sabe usted? La comprendo, ha crecido en un medio tan falto de valores cívicos y ciudadanos, que el resultado no puede ser otro que una camada de miserables, crecidos a espaldas del pueblo. Recuerde señora, que la sangre que corre por sus venas es la de un abuelo voluntario español que combatía contra nuestros mambises. Usted no comprende de manera hasta genética el concepto de cubanía, usted nos odia como siempre lo ha hecho su familia. Nos hicieron extranjeros en nuestra propia patria y los jóvenes en San Isidro, han tenido durante días unos metros cuadrados de patria, de libertad, de bandera propia y eso para usted es intolerable.
Recuerde, conceptualmente la marginal es usted, no ellos. Usted odia y desprecia, ellos aman y abrazan. Ellos están pagando con vida tener opinión propia. Usted es todo lo que no quiero que sean mis hijos y mis nietos, mis descendientes le pido a dios, que sean como esos que hoy en San Isidro, hacen que sienta orgullo otra vez de ser cubano. Pero le recuerdo algo, el pueblo no son las turbas que han entrenado por migajas, el pueblo de Cuba no quiere a su familia señora, están cansados de ustedes y su hedor de paredón y hambre. Están cansados, Mariela y eso es evidente.
R.Muñoz.