¿De quién es la culpa de la insensibilidad en la atención a las compras en línea; es insuficiente infraestructura o falta de profesionalidad de algunos?, pregunta Alexis Oberto Pantoja en una carta que enviara a la redacción del diario estatal Juventud Rebelde, a la cual le dieron acuse de recibo el pasado 30 de mayo.
Oberto Pantoja, quien es residente de la calle 23, biplanta 3, apartamento 3, entre 308 y 310, reparto Barbosa en el municipio capitalino de Playa, relata en su carta que el pasado 5 de mayo realizó una compra electrónica en la tienda de 5ta. y 42, ubicada en la intersección que le da nombre al lugar, en el su propio municipio, luego de lo cual esperó diez días, a pesar de que el sitio web de la tienda indica que el plazo de entrega puede variar entre cinco y siete días.
Pasado el tiempo de espera mencionado, envió cuatro correos electrónicos a Atención al cliente de la tienda, pero nunca recibió respuesta alguna. También realizó tres llamadas diarias al teléfono que ofrecen para canalizar inquietudes de la población, pero de igual manera no consiguió que lo atendieran.
"Ya hace 20 días que mantengo la zozobra sobre adónde fue a parar mi compra o mi dinero. No tengo los productos comprados ni el dinero invertido. Y lo más preocupante: sin información, con la sensación de haber sido timado".
Aunque es primera vez que esto le ocurre a Pantoja, desde hace algunas semanas esta problemática ha venido ocupando titulares tanto en la prensa del régimen como en los medios independientes.
Y no solo se trata del mal servicio a la hora de la entrega, o de que muchos de los productos comprados no lleguen a manos de los clientes, o de que ignorar reclamos como estos parezca formar parte del servicio de compra electrónica, por sobre mencionado sobresale la falta de respeto generalizada hacia la población por parte del sector estatal, la poca profesionalidad, o ninguna, de aquellos que debieran velar por el buen funcionamiento de esta prestación, sobre todo en el contexto de la crisis epidemiológica por la que atraviesa el país.
"En medio de la pandemia cada palabra que se empeñe en beneficiar al pueblo y no se cumpla en la práctica es una herida sensible a la credibilidad de la información que se ofrece", señala Oberto Pantoja y agrega:
"Más que solucionar la situación de los productos adquiridos y no entregados, propongo que se reflexione sobre lo que se dice y no se hace. Si me entregan mis productos, es un acto de justicia, pues los he adquirido con mi trabajo honesto. Si se han desaparecido, entonces me hurtaron mi dinero, y en correspondencia actuaré. Pero si no solucionan el tema de la información al cliente en tiempo y forma, entonces estaremos escribiendo una obra de teatro que hoy es comedia y mañana puede ser una tragedia", concluye.