Jóvenes artistas cubanas bajo permanente asedio policial

“Espero que un día puedan hacer algo más constructivo que desgastarse vigilando y difamando de quienes saben perfectamente no son ningún peligro para nadie (…)”, afirmó la joven artista cubana Camila Lobón sobre los agentes del régimen que la mantienen bajo arresto domiciliario arbitrariamente
Jóvenes artistas cubanas bajo permanente asedio policial
 

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Las jóvenes cubanas, la poeta Katherine Bisquet y la creadora de las artes visuales Camila Lobón, se mantienen arbitrariamente bajo arresto domiciliario. Las artistas, como más de una decena de activistas y periodistas independientes a favor de la democracia en la isla, permanecen bajo un estricto cerco policial y vigilancia de agentes de la Seguridad del Estado las 24 horas del día.

Bisquet, una de las huelguistas del Movimiento San Isidro en reclamo por la libertad del preso político, el rapero contestatario Denis Solís, pasó su cumpleaños -el pasado 10 de diciembre- con la prohibición de salir de donde reside. “Hoy cumplo años y todos mis derechos humanos están siendo violados. ¡Tengo derecho a ser libre y esta patrulla frente a mi casa me lo impide!”, denunció en Facebook.

La escritora, fue desalojada violentamente por la policía de Damas 955 en La Habana Vieja el 26 de noviembre, donde se encontraban acuartelados los huelguistas del MSI, y puesta en libertad tras el arresto arbitrario. Desde entonces ha permanecido con vigilancia permanente de agentes castristas.

Bisquet y Lobón participaron en la manifestación frente al Ministerio de Cultura, en solidaridad con el MSI y para exigir libertades en la isla.

En su perfil personal en Facebook, la poeta publicó este sábado 12 de diciembre:

Nota 1

Hoy es un día soleado,

El primer día soleado dentro de un puñado de días de encierro

Y empiezan a abrirse los gladiolos que me trajo mi padre el día de mi cumpleaños.

Sacaré mi cabeza a secarle toda la humedad

Y a sacarle todas las malas ideas

Y lavaré la ropa de todas estas jornadas de trabajo.

Mientras enrollo la hamaca que he dejado colgada

Miro hacia abajo para anotar el número del nuevo carro patrullero.

Me entretiene llevar la cuenta de esta serie cancerbera

El número de hoy es 044.

Las dos mujeres policías han comprado tamal en hoja

Se notan más desenvueltas, y más felices

Bromean con el tamalero

Y el tamalero lanza chistes desconfiado

Nadie muerde la mano que te ha dado de comer,

Piensa el tamalero.

Una de ella embarra la puerta del carro blanco del grasiento alimento amarillo.

Las hojas del tamal yacen en la acera

En las inmediaciones de la puerta de mi casa.

12/12/20

Camila Lobón también narró en redes sociales: -compartimos íntegramente su publicación en Facebook:

El 3 de diciembre, vine para la casa de Katherine Bisquet para ayudarla a mudarse el día siguiente.

El día 4 hicieron un operativo de patrullas y agentes del MININT. Ese mismo día habían puesto vigilancia en la casa donde antes me encontraba. Fueron directamente preguntando por mi paradero.

Cuando Kathi y yo bajamos a intentar hacer la mudada, lo que obviamente nos impidieron, el agente de la SE de guardia ese día, me miró con cierta sorpresa y conformidad. Buenas Camila, me dijo. Y llamó a sus superiores para comentarles de la situación e informarles que me encontraba acá. Hasta hoy seguimos con el operativo, impedidas de salir.

Ayer bajé a comprar cigarros y dulces. El agente que cuidaba, me hizo una seña de que me detuviera y vino hacia mí:

Él: Adónde vas?

Yo: A comprar cigarros y dulces

Él: Dónde?

Yo: En esta misma cuadra, a dos casas de aquí.

Él: Voy contigo

Mientras caminamos hacia el lugar comencé a preguntarle.

Yo: Tu sabes por qué estamos retenidas en casa? Hasta cuándo será esta situación, de por vida?

Él: No, no será de por vida, pero ustedes saben lo que hicieron.

Yo: No, la verdad que no sé qué hice, para que me prohíban moverme. Qué hicimos?

Él: Ustedes saben lo que hicieron y por qué estamos aquí.

Yo: No, te repito que no lo sé, si puedes explicarme…. Ustedes saben que esto es completamente arbitrario. Un arresto domiciliario, pero ninguno de nosotros está con un proceso judicial abierto, porque no hemos cometido delito alguno, aquí nadie ha violado ninguna ley, así que lo que hacen es ilegal. Entonces no, no sé por qué están. Mira, me hace falta comprar dulces.

Él: Dónde son los dulces? No no, espérate.

Yo: Te dije cuando bajé que iba a comprar dulces y cigarros. Los dulces los venden en esa casa más adelante, aquí mismo, literalmente a cuatro pasos.

Él: No no, espérate.

Sacó el móvil, llamó a algún superior. Le explicó que yo quería comprar dulces. Evidentemente el superior le contestó que no había problemas, que me acompañara.

Finalmente no había dulces a la venta ese día.

De vuelta hasta la entrada de la casa le fui hablando.

Yo: Mira, esto es absurdo, uno tiene familia, trabajo, una vida. Que piensan hacer? Hasta cuándo va a ser el encierro?

El: Si si, sabemos eso, Camila, cuando quieras irte a algún lugar, tú me llamas y te llevamos a donde quieras.

Yo: Cómo que me llevan? O sea, me llevan en la patrulla, como un taxi? Me trasladarán y luego? Me pondrán vigilancia también a donde vaya y me impedirán salir?

Él: Te repito, cuando quieras salir, me lo dices, y te llevamos. De la vigilancia no te puedo responder, ustedes saben lo que hicieron y por qué estamos aquí.

Le dije adiós y subí.

Esta es mi vida ahora mismo. La seguridad del estado, se ofrece a hacerme de taxi, me escolta a donde vaya. Tienen poder de decisión y control absoluto, sobre cada uno de mis movimientos. Muchas de las estrategias que han usado para interferir en mi vida, para desestabilizarle, a mí a los que me rodean, no las he contado públicamente, por respeto a los involucrados que prefieren no hacerlo y porque siento son nada en comparación con la brutalidad con que intervienen en otras vidas. Otras vidas que me son queridas.

Los agentes que nos atienden no reconocen violencia o arbitrariedad en sus actos. Sienten que tienen el derecho a hacerlo. En efecto, el estado les otorga ese derecho, ampara legalmente como deber patrio, el acoso, el hostigamiento, la persecución y criminalización de los que simplemente disienten de las políticas del gobierno. Espero que un día vivamos en un país en el que Mario, Kenia, Hansel, Jaime, Darío, Adrián, puedan hacer un trabajo más productivo, que estar al tanto de la vida de una muchacha de 25 años, de 49kg, que estudió arte 9 años, recoge gatos callejeros y hace libros ilustrados.

Espero que un día puedan hacer algo más constructivo que desgastarse vigilando y difamando de quienes saben perfectamente no son ningún peligro para nadie. Que acepten que los cubanos todos tienen derecho a no estar con el gobierno, manifestarlo públicamente y tener participación activa del destino de su país.

 

 

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