Iniciativas de la sociedad civil cubana en tiempos de COVID

Emprendimientos de la sociedad civil cubana han logrado desplegar iniciativas útiles para crear y distribuir medios de protección frente al COVID-19 en la población
Una de las máscaras protectoras creadas por emprendedores cubanos
 

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El gobierno cubano tiene un miedo terrible a reconocer la existencia de una sociedad civil, sin embargo, es inevitable. En los últimos años muchas han sido las iniciativas que han involucrado a actores que no pertenecen al partido, instituciones estatales, organizaciones de masa, y por lo tanto son de esa “innombrable” sociedad civil, la misma que tantas acciones ha procurado en tiempos de COVID.

Es inherente al cubano ser solidario, más en medio de las crisis. Ante un evento meteorológico no faltan los vecinos que ofrecen sus casas para resguardar a los que viven en peores condiciones de vivienda, y no podía ser diferente de cara a la peor crisis mundial que ha vivido la historia; en Cuba no faltaron los que en pro de ayudar a otros pusieron su empeño para combatir la pandemia provocada por el coronavirus.

En cientos de casas las máquinas de coser dejaron de confeccionar prendas de vestir para crear mascarillas de tela, popularmente conocidas en Cuba como “nasobucos”. Desde abuelitas, madres, proyectos comunitarios, hasta las mejores modistas del país reinventaron sus talleres para producir, en la mayoría de los casos de forma gratuita, los mentados nasobucos, que si bien no impiden en su totalidad el contagio, por lo menos sirven de barreras para que fluidos infectados no se expandan por el ambiente y lleguen a otras personas.

Procle y BárbarA´s Power, dos emprendimientos en torno a la alta costura, también han enfilado sus tijeras y agujas a la confección de la nueva prenda que todos llevan en la cara.

Caridad Limonta es la dueña de Procle. Ella, junto a sus compañeras, confecciona nasobucos que son donados a adultos mayores, vecinos y hermanos de fe, pero en la medida de lo posible también comercializan.

Los nasobucos 100 por ciento de algodón son comercializados en 25 pesos cubanos (aproximadamente 1 USD). Con ese precio, que según Caridad cubre el costo de producción, garantizan el pago a las costureras.

Deyni Terry Abreu está al frente de BárbarA´s Power, emprendimiento dedicado a la confección de vestuarios con diseños afrocubanos, pero que en los últimos meses también ha priorizado la producción de nasobucos.

En su taller trabajan por encargo, con pedidos pequeños. Cada nasobuco lleva tres capas de tela, lo que demanda mucha materia prima. Ante la nueva situación, el servicio de envío a domicilio que siempre habían brindado ahora es gratis.

Emprendedores cubanos responden ante la pandemia

Diversas iniciativas ciudadanas promueven acciones para mostrar solidaridad con enfermos, elevar la percepción de riesgo y reducir los contagios por la COVID-19.

El proyecto Incuba Empresas anunció el receso de sus actividades hasta fines de marzo, aunque advirtió que continuará colaborando y respaldando la formación de las y los emprendedores mediante asesorías a través de WhatsApp.

Por su parte, el proyecto Cuba Emprende, con sede en el católico Centro Cultural Padre Félix Varela, compartió a través de su página en Facebook algunos tips para el manejo de la crisis de negocios mediante el uso de herramientas relacionadas con el marketing creativo.

Por otra parte, los inventores y desarrolladores de Cuba respondieron como los del resto del mundo a la emergencia con la fabricación de equipos de protección y otros aportes, con base en sus innovaciones en electrónica, robótica, impresión 3D y reciclaje, entre otras, que realizan en grupos abiertos y de voluntarios.

La crisis de la COVID-19 ha mostrado la importancia de construir una cultura colaborativa y resiliente.

Jorge Luis de la Fuente es de esos innovadores que cuando todo pase seguro gana algún premio por su inventiva. Antes de que la situación epidemiológica emperorara en el país, buscó toda la información útil para desarrollar medios de protección que más adelante serían de vital importancia.

En entrevistas anteriores, de la Fuente dijo: “Teníamos un diseño de espejuelos (gafas) de protección, de 2016, que logramos en la búsqueda por reciclar todas las partes de los pomos PET (botellas de plástico)”.

Hasta ahora su pequeña comunidad innovadora de cinco personas en sus hogares entregó 60 lentes y 60 pantallas faciales de protección a personal de salud del Hospital Militar Carlos J. Finlay, en Marianao, otro de los 15 municipios que conforman La Habana, donde probaron primero una muestra de las gafas y realizaron recomendaciones sobre su uso.

Maurice Haedo es otro de los innovadores que forma parte del colectivo de Copincha, una comunidad abierta para la experimentación colectiva en resiliencia tecnológica, que surgió en 2017 en la casa del propio diseñador, en el municipio habanero de Centro Habana.

Las caretas faciales protectoras impresas en 3D para el personal de la salud que aportan emprendedores privados y salen en los medios de comunicación guardan el conocimiento colectivo de las comunidades de innovadores, que han crecido a pesar de las limitaciones de asociación en el sistema centralizado y estatalizado cubano.

Como parte de una alianza anterior con el estatal Centro de Neurociencias de Cuba (Cneuro) y otras nuevas, el negocio privado Crearte 3D-fab, de Bajuelos, y la comunidad Maker Cuba vs COVID-19 han fabricado más de 2000 viseras para pantallas faciales y cientos de protectores para resguardar las orejas en el uso de mascarillas.

Embajada Rebirth/Tercer Paraíso Cuba, publicó en su página de Facebook que se suman a la iniciativa de reciclar pomos plásticos para la confección de mascarillas.

“Nos sumamos a varios emprendedores y al colectivo de Copincha en la recopilación de botellas plásticas de 1.5 litros, más conocidas como "pepinos" o "pomos". El fin: apoyar en la fabricación de máscaras para el personal de la salud. ¿Cómo puedes ayudar? Recopila tantos pomos con estas características como puedas. Las botellas deben estar en buen estado, no tener manchas, rasguños o agujeros. Lo ideal es que sean lo más nuevas posible. Y que sean preferiblemente transparentes. No descartamos la posibilidad de usar las de colores, pero queremos informarnos bien dónde pueden ser aplicadas, algo en lo que puedes contribuir si lo deseas”.

En la cuerda de esta iniciativa, el proyecto de realidad virtual y aumentada en Cuba NEWMEN Studio se ha convertido en un punto de recolección de botellas plásticas de 1.5 litros en el Vedado y zonas cercanas.

Ante cada crisis los emprendedores han tenido que ingeniárselas para salir adelante, el proyecto de capacitación y asesoría para el sector privado Cuba Emprende aconseja que “si eres cuentapropista es tiempo de preparar tu negocio y encontrar soluciones creativas ante la crisis por el coronavirus”.

 

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