Un impedido físico en Cuba ha sufrido en carne propia los avatares de la enrevesada burocracia institucionalizada por el régimen cubano, que ha sido capaz incluso de falsificar su firma para, presumiblemente, tomar beneficio de un subsidio destinado a él y que aún no ha visto.
Humberto Ramón Fernández Gómez, residente en Banes, Holguín, denunció recientemente cómo aún no ha podido reparar su vivienda, dañada en 2012 por el ciclón Sandy. Obrero agrícola jubilado por peritaje médico, por fractura de cadera, es impedido físico y como único podría reparar la cubierta y paredes de su casa, principales afectaciones, es mediante la ayuda que pueda proporcionarle el Estado.
Según narró en misiva a la popular sección Acuse de Recibo, del oficialista Juventud Rebelde, tras el ciclón le vendieron el techo, pero no pudo resolver las paredes, las que han seguido deteriorándose.
En tal sentido, solicitó un subsidio en abril de 2019 y tras la caracterización inicial de su caso, ha debido reiniciar una y otra vez las solicitudes y el proceso porque siempre parece pasar algo que le deja fuera de las ayudas que debe proveer el estado a las personas en situación de vulnerabilidad.
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Fernández llegó incluso una vez a firmar un listado de materiales que le sería proveído, equivalentes a unos 58 000 pesos. Sin embargo, esa vez, como las anteriores y las siguientes, el peloteo y las trabas dieron al traste con el proceso.
Incluso en una ocasión se le entregó un file con varios papeles, alegando los funcionarios correspondientes que el expediente se había perdido. “Encontré en el file una planilla que tenía mi firma falsificada y fechas que no coinciden con la de solicitud del subsidio”, dijo el afectado en su carta al medio oficialista, que cuestiona, al plantear su caso, cómo es posible que sucedan cosas como éstas.
Más allá de que tratándose de Cuba la interrogante es retórica, a Fernández, según relata el medio, le informaron a finales del pasado año que para el corriente quedaba aprobado su subsidio, pero había que esperar por el presupuesto.
Sin embargo, el 18 de mayo último Fernández preguntó por su situación y le dijeron que, una vez más, sus papeles “habían caducado”.
Y en lo que el palo, el COVID y las coyunturas van y vienen, el jubilado e impedido sigue sin poder reparar su casa porque no se le otorga el subsidio, pese a que incluso, algo grave, han suplantado su identidad en el proceso, sépase con qué fines.