Gobierno cobra a los campesinos cubanos por "trabajos voluntarios"

Entre las argucias que utiliza el régimen cubano para engrosar las cuentas bancarias destinadas a recibir “donaciones” durante la pandemia, está convocar a “trabajos voluntarios” en el sector agropecuario y cobrarles esa mano de obra a los campesinos
 

Reproduce este artículo

Entre las argucias que utiliza el régimen cubano para engrosar las cuentas bancarias destinadas a recibir “donaciones” durante la pandemia, está convocar a “trabajos voluntarios” en el sector agropecuario y cobrarles esa mano de obra a los campesinos.

Autoridades gubernamentales anunciaron en mayo que se abrirían cuentas bancarias en las provincias para recibir donativos en efectivo, que supuestamente usarían en la producción de alimentos en medio de la pandemia del nuevo coronavirus.

El Ministro de Economía, Alejandro Gil, explicó que ese dinero podría ser enviado a las arcas del estado en pesos cubanos o en CUC (moneda que en Cuba es equivalente al dólar), por parte “de las personas naturales que lo deseen hacer ante la situación creada en el país por la pandemia”.

Ante las críticas que generó la información, el régimen negó que haya siquiera sugerido que las personas envíen dinero al Estado, y aseguró que las cuentas fueron abiertas porque estaban recibiendo peticiones de donantes voluntarios.

Este martes, el periódico de propaganda del Partido Comunista de Cuba publicó declaraciones de la viceministra del Ministerio de Economía y Planificación (MEP), Mildrey Granadillo de la Torre, en otro esfuerzo por justificar la operación bancaria que tantas críticas generó.

Desde hace semanas “cada provincia tiene una cuenta en CUC y otra en CUP para estos fines”, dijo Mildrey Granadillo al oficialista diario Granma.

La viceministra reiteró que la apertura de cuentas “obedeció a las solicitudes de personas naturales y jurídicas no estatales, dispuestas a contribuir, voluntariamente, con las acciones emprendidas por el país para reducir el impacto de la pandemia”.

Según la funcionaria del régimen, este “no pidió [dinero], sino que facilitó la vía para canalizar la buena voluntad de algunos, pues el destinatario de tales recursos es el propio pueblo”. Durante la pandemia, ante la crónica escasez de alimentos y los decomisos de productos, muchos se preguntan cuál ha sido el destino real de tales recursos.

En sus declaraciones, la ministra devela un esquema insinuado en declaraciones de otros funcionarios, sobre una de las vías utilizadas por el gobierno para garantizar que este “esfuerzo” no caiga en saco roto y fluya el efectivo hacia sus bancos.

Mildrey Granadillo afirmó que en esta operación “se suma el aporte de las organizaciones políticas tras realizar trabajos voluntarios en el sector agropecuario”.

Explica que “cuando el beneficiario es una forma productiva no estatal de la agricultura, se le cobra el trabajo realizado y el dinero recibido se aporta a estas cuentas”.

Según Granma, la viceministra del MEP ejemplificó con este guion de obra teatral real socialista: “un colectivo de trabajadores decide realizar un trabajo voluntario en el campo; el campesino paga por la labor y ese dinero se ingresa a estas cuentas”.

Solo que, como es sabido, las organizaciones políticas que representan los intereses del régimen en barrios y centros laborales reciben órdenes directas del Partido Comunista. Los llamados “trabajos voluntarios” son tareas no remuneradas orientadas desde instancias superiores del régimen. Quien se resista a participar sufre consecuencias negativas en su lugar de trabajo, porque deja de ser “confiable” para el gobierno.

Es un negocio redondo para las autoridades, que proveen mano de obra sin costo alguno, pero sí cobran a los productores agropecuarios por la "ayuda". En toda esta ecuación, los cubanos enviados a laborar en el campo no reciben nada.


El medio propagandístico del Partido Comunista, asegura que esas cuentas, administradas por los gobiernos provinciales, “ya han recibido donaciones en varios territorios, destacándose Pinar del Río, Artemisa, Matanzas, Sancti Spíritus, Holguín y La Habana”. Sin embargo, no ofrece detalles como el monto de las supuestas dádivas al gobierno, o en qué se han utilizado específicamente.

Según el relato oficial, pareciera que el pueblo, tan ocupado en resolver sus necesidades básicas como para revertir su falta de libertades en la isla, estuviese desesperado por donar al gobierno lo poco que logra tener a pesar de los políticos del Palacio de la Revolución.

 

 

Relacionados