La financiera Fincimex, controlada por el consorcio militar GAESA, discrimina por razones política a los opositores, denunció este 4 de septiembre el periodista independiente Rogelio Travieso Pérez.
Travieso, quien depende de remesas extranjeras porque el régimen le negó su pensión debido a sus actividades políticas, acudió en agosto a la sucursal de Fincimex en el municipio Playa a recibir un envió de sus hijas, pero se lo negaron.
Con ese envío iba a oficializar una tarjeta AID para comprar en las tiendas en divisa inauguradas por el régimen, donde se venden productos de primera necesidad a altos precios.
“En horas de la madrugada del jueves 13 [de agosto] partimos mi mujer y yo, a pie, desde el reparto Mantilla hasta 3ra y 6ta en Miramar. Tras varias horas esperando llegó mi turno, pero una funcionaria me remitió al departamento de supervisión, donde le preguntaron si había estado preso en algún momento”, declaró a Radio Televisión Martí.
Travieso fue juzgado por sus actividades políticas en la causa 114 de 1993, lo que le recordó la funcionaria que lo atendió. Según ella, Fincimex no ofrece servicios a personas con antecedentes de cárcel.
El opositor pidió explicaciones, si por esta razón sus hijas no podían ayudarlo, a lo que contestó la funcionaria: “eso es un problema de niveles superiores”.
Desde el 17 de agosto Fincimex suspendió hasta nuevo aviso la solicitud de tarjetas para recibir remesas debido a la alta demanda de las mismas y la falta de materias primas para producirlas en cantidades adecuadas.
En su perfil de Facebook, Fincimex reconoció también errores organizativos que le han impedido brindar un buen servicio con las referidas tarjetas, muy solicitadas a partir de que el régimen decidiese que fueran la única forma de pago en sus polémicas tiendas habilitadas para la venta en divisas o moneda libremente convertibles.
Desde el anuncio de las medidas económicas concernientes a dichas tiendas y las tarjetas American International Service (AIS) para comprar en ellas, las colas en los bancos cubanos se incrementaron. Muchos se lanzaron a la obtención del plástico, un trámite gratuito y en apariencia sencillo, pero que en la práctica se mostró engorroso por la incapacidad de Fincimex para satisfacer la demanda.