Los usuarios del servicio eléctrico en Cuba se acaban de enterar de que los pagos exorbitantes que deberán efectuar en este mes de mayo a la empresa nacional suministradora (UNE) -a través de las oficinas de correos del país-, se han implementado así “para evitar aglomeraciones y trasmisión de la COVID-19” según anunció Liván Arronte Cruz, ministro del ramo.
Lo que no aclaró ninguna resolución publicada fue que se consideraría al mes de mayor consumo del año anterior, es decir: agosto, como base impositiva para liquidarle abril a la entidad encargada.
Se sobreentiende que habiéndose disparado fusibles y alertas por el consumo incrementado tras la permanencia masiva en los hogares insulares, la medida haya tomado desprevenidos a unos bolsillos en los que hace meses apenas entra un peso.
Una información aparecida en un diario local, daba la opción de “informar por teléfono la propia lectura de los contadores”, pues durante ese mes no la habría de forma oficial.
Pero la realidad conspiró en contra de los potenciales informantes, dada la cantidad de quejas recibidas en el sitio digital de Vanguardia, dando cuenta de la imposibilidad de comunicarse con los “números dispuestos” para tal encomienda.
Un escribiente nombrado S. Morales, dejó constancia de su decepción en cuanto a la tramitación electrónica del adeudo con el siguiente comentario:
"Me pregunto si verdaderamente la UNE está interesada en el cobro de las facturas atrasadas a pagar de abril. Un vecino me pidió que le pagara la suya vía transfermóvil y no es posible... Con asombro conocí de parte de la UNE que se trata de una cuestión de fechas, que hoy es 1 de mayo y ya expiró el período de pago... Me gustaría que la UNE explicara a qué exactamente se refería cuando declaró: "se potencian las formas de pago a distancia para que los clientes residenciales que lo deseen efectúen el pago mensual mediante los cajeros automáticos, las unidades de Correos, transfermóvil y la banca telefónica".
Lo constatable hoy es que, al acudir disciplinadamente al desembolso voluntario para no retrasar cuentas pendientes ni acumular erogaciones que habrán de incrementarse lógicamente en los muy cálidos meses por venir, los suscriptores de ese servicio tropiezan con otra realidad brutal: los pagos por kilowatts-hora se hacen de forma progresiva y una vez calculado el monto final, el exceso se debita a la mayor cuantía.
Consideremos que el precio puede alcanzar los 5 pesos por kilowatt si exceden los 5 mil consumibles. Más comúnmente se cifra en cientos de pesos el monto del gasto en fechas pico del verano.
De acuerdo a Elaine Moreno Carnet, directora General de la Oficina para el Uso Racional de la Energía (ONURE), "el país analiza de forma constante el consumo de electricidad".
Entre esas acciones, cada semana el viceprimer Ministro, Ramiro Valdés Menéndez, encabeza el Consejo Energético Nacional que chequea el resultado de las medidas adoptadas y asume otras en pos de conseguir el cumplimento de lo planificado:
"El mecanismo de control más importante para el sector estatal es ajustarse a sus proyecciones de consumo. Todas las entidades son responsables de gestionar esos valores a través de mecanismos como la autolectura, la concentración de actividades, el reacomodo de cargas y el trabajo en campaña", explicó.
Pero, dicho lo anterior, en vez de calcularse en cada territorio un promedio histórico-anual e individual de consumo, que resulte funcional para cada caso, han tomado de rehén al mes estrella, el más gastador de todos, para asegurar unos ingresos bancarios que al cabo serán indebidos.
Cuando comiencen los reclamos particulares o estatales contra la facturación desmedida, y haya que devolver el efectivo, ya dados los reales porcentajes, entonces el personal de área económica y contable de la institución que estableció la cifra, padecerá -por largo tiempo- de lo que catalogan allí como “trastornos devolutivos”.
Todo lo cual pudo evitarse -de haber hecho bien lo que debían-, y no correr a desangrar con un plumazo ahorrador "tanto despilfarro de petróleo" a los ya casi sin sangre.