En tiempos de la COVID-19 son muchos los artículos que se han sumado a la lista de escasez crónica de Cuba, agravado por los embates de la pandemia y las medidas económicamente restrictivas a las que ésta ha obligado.
En algunas provincias dicha situación de desabastecimiento ha llegado incluso a artículos o productos impensables como el condón, profiláctico más usado en la isla para mantener relaciones sexuales seguras. Ya se están viendo las consecuencias.
Un total de 23 casos de gonorrea fueron diagnosticados en Mayabeque la semana pasada, según el diario independiente CubaNet. La mayoría de los pacientes son jóvenes entre 17 y 29 años de edad y residen en asentamientos rurales pertenecientes a los municipios Quivicán y Bejucal, informó el medio citado.
“Por el momento, 23 casos fueron diagnosticados, pero la cifra de infectados puede ser mucho mayor. Estamos tirando de la cadena y hemos citado a varias personas que tuvieron relaciones con pacientes que ya están diagnosticados y bajo tratamiento”, declaró Yanet León, una doctora que atiende el programa de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) en la provincia.
“La escasez de condones es la principal causa. En ninguna de las farmacias de la provincia hay en este momento. Hace varios meses que la demanda es mucho mayor que la oferta y esto ha traído consigo un gran aumento de las ITS. La Gonorrea, el virus del papiloma humano (VPH) y el VIH se han incrementado”, aseguró León a CubaNet.
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La gonorrea o blenorragia es una enfermedad de transmisión sexual que causa infecciones en los genitales, el recto y la garganta. El tratamiento farmacológico son los antibióticos como el Rocephin y la Penicilina, también ausentes de la farmacias y hospitales cubanos, pero que todavía se encuentra a sobreprecio en el mercado negro.
El valor de los “preservativos” se ha disparado en el mercado informal cubano, donde por estos días una caja grande de 24 cajitas de tres condones cada una, puede llegar a costar hasta 500 pesos cubanos (CUP), mientras que un solo condón tiene un valor de entre cinco y 20 CUP.
“Soy estudiante y no puedo pagar los altos precios que tienen los condones en el mercado negro. Con tan solo 17 años ya sé lo que es tener una enfermedad de transmisión sexual. Por suerte, esta vez (gracias a mis familiares que pagaron altos precios por los antibióticos porque tampoco había ni en el policlínico ni en las farmacias), pude curarme y todo salió bien”, dijo a CubaNet Eduardo Viera, estudiante de preuniversitario que fue diagnosticado con gonorrea.