En la parte centro-occidental de la provincia de Santiago de Cuba, se localiza el municipio de Contramaestre, allí, en el Consejo Popular, Baire, vive Odelis Rosales del Toro. Esta cubana, trabajadora del sistema de salud pública en la isla, reconoce las deficiencias y carencias de este sector, y con mucha claridad, cuestiona las necesidades y el desamparo en que viven la mayoría de los residentes en la isla.
Rosales del Toro, dijo en una entrevista en video al medio independiente CubaNet, que los trabajadores cubanos vinculados al sistema de salud intentan salir de misiones médicas, porque así al menos reciben un “salario decoroso”, aunque insuficiente, pero en Cuba el sueldo “no alcanza ni para empezar”.
En sus declaraciones refirió además, que entre “el cansancio y la escasez de recursos, el médico se estresa, y sin querer a veces tratan mal a los pacientes”, a quienes debe tratarse -según opinó- “con el amor más grande del mundo”.
Reconoció también que “sí hay escasez de medicamentos. Hace más de tres meses que el salbutamol para los pacientes asmáticos no está entrando; los analgésicos y antibióticos están en falta, entran muy pocos y la mayoría de la población no alcanza”.
Sobre las faenas de los médicos y otros especialistas en medio del enfrentamiento a la propagación de la COVID-19 en los centros de salud, afirmó: “no tenemos problemas para ejercer nuestra profesión”, lo difícil es que deben ponerse unos trajes equipados y “la clínica no está climatizada, “solo se emplean los ventiladores que están funcionando”.
La salud en Cuba “es regular, para no decir mala, debido al déficit de recursos, no hay analgésicos, no hay con qué suturar ni con qué tratar la sutura, aquí en el Policlínico hay esos recursos”, aseguró.
“El 13 de enero, mi tía murió. Con la presión descompensada, hizo una hipotensión arterial. En el Policlínico se le prestó toda la ayuda que se podía, pero murió a las 9:58 de la mañana, y llegó mucho antes de las 8:00 am. La ambulancia nunca llegó. Tuve discrepancias con los ambulancieros y les dije que los iba a denunciar frente a la opinión pública mundial. Según ellos no había petróleo, pero para situaciones de emergencia el país si dispone recursos, pero ellos hacen lo que les da la gana y en la ambulancia hacen hasta negocios”, contó Rosales del Toro.
“Yo quiero decirle a este gobierno que debe pensar mucho (…) el que está sufriendo es el pueblo. No somos animales, deben pensar bien y dejar el orgullo a un lado, dejar su cinismo (…) deben dejar de mentir y poner al pueblo todo lo que le hace falta, porque si trabajamos para ellos deben garantizar el 99.99 de todo, desde los alimentos hasta una buena casa donde cobijarse, y cuando uno llegue del trabajo se siente cómodo a descansar”, concluyó.
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El salario medio en Cuba aumentó durante el 2019 con respecto al año anterior: en el sector estatal (ampliamente mayoritario) ascendió en 102 pesos cubanos, para un total de 879 pesos, equivalentes a unos 35.16 dólares mensuales.
Según las últimas cifras oficiales, recién publicadas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), hay un crecimiento leve e insuficiente, aunque sostenido, en el monto pagado por el régimen a sus empleados, que incluye a las empresas mixtas con capital extranjero, cuyos trabajadores tienen como intermediario parásito al Estado.
Sin embargo, los cuatro dólares adicionales que el régimen paga cada mes, bien poco resuelven en la economía doméstica, entre la escasez de abastecimientos, el mercado negro y el renovado timonazo de la dictadura hacia la dolarización al abrir tiendas estatales que solo venden en MLC (Moneda Libremente Convertible).
En primer lugar, tales salarios son en pesos cubanos, prácticamente inservibles para comprar en medio de la grave crisis actual, cuando lo poco que hay está en manos del gobierno que vende en USD y otras divisas extranjeras. En segundo lugar, el ciudadano pobre –la gran mayoría del pueblo–, debe pagar al estado o al mercado negro grandes sumas por cualquier producto básico.