Durante la cuarentena a vecinos de La Habana les vendían todo el pan de la semana los lunes

Residente de La Habana plantea que algunas flexibilidades implementadas en el sector de los servicios durante la pandemia de la COVID-19 deberían quedarse después de esta
Como parte de las medidas contra la COVID-19 a vecinos de La Habana les vendían todo el pan de la semana los lunes
 

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Como parte de las medidas para hacer frente al nuevo coronavirus en Cuba, el régimen dispuso algunas flexibilidades en el sector de los servicios para beneficiar al consumidor. En estos momentos algunas de ellas se han vuelto reclamos de la población.

Este 13 de julio el diario estatal Juventud Rebelde, en su columna Acuse de Recibo, se refirió a este tema, y planteó que algunas de flexibilidades "debían quedarse como estilo de trabajo de muchas entidades".

A esta conclusión llegó el diario estatal luego de recibir una carta de Ignacio García Hernández, quien es residente de la calle Lacret, No. 217 y medio, apto. 22, entre Consejos Veiga y O´Farril, en Santos Suárez, en el municipio capitalino de 10 de Octubre.

Explica Ignacio en su carta, que la panadería donde compra, ubicada en Lacret y Figueroa, durante el período de mayor aislamiento por la pandemia de la COVID-19, adoptó un sistema mediante el cual los clientes que así lo desearan, podían comprar el lunes el pan de toda la semana que corresponde a cada cubano por la libreta de racionamiento.

Añade Ignacio que como parte de esto se organizó un listado para esa variante, y fue algo que tuvo muy buena acogida por parte de la población.

"No detallaré las ventajas de ese sistema para clientes, panaderos, y para proteger y evitar aglomeración. Pues, para sorpresa de los clientes, apenas empezó la Fase 1 lo quitaron. ¡Y nuestro Presidente ha dicho que lo bueno que se hizo por la COVID-19 debe quedarse!", concluye Ignacio.

Hay que añadir que este sistema no es nuevo, pues lleva ya implementado en el país hace algún tiempo, pero solo para casos especiales, como el de ancianos que viven solos, o el de otras personas que por situaciones puntuales no pueden ir cada día a comprar el pan normado.

Si bien esta es una idea que pudiera beneficiar a muchos, es poco probable que con la crisis económica por la que atraviesa el país desde 2018 se pueda sostener.

Tengamos en cuenta que en varias ocasiones la administración de Miguel Díaz-Canel ha sufrido afectaciones con la producción de harinas y la importación de estas y otras materias primas necesarias para la producción de pan, al punto de que el régimen en estos momentos busca suplir el déficit con harinas hechas de calabaza, boniato y plátano.  

 

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