Una cubana fue detenida en Artemisa por vender productos usando WhatsApp. Las fuerzas del Ministerio del Interior(Minint) le decomisaron las mercancías y siguen a la caza de otros como ella, ahora que los coleros y revendedores son el “nuevo enemigo”.
Las diferentes redes sociales han servido para amplificar la cobertura del llamado mercado negro o informal en Cuba. Facebook y WhatsApp son herramientas que facilitan la difusión de la información y los cubanos las emplean para la compra y venta de artículos que no encuentran en las tiendas estatales o a los cuales no pueden acceder por no tener MLC.
Según un reporte del Sistema Informativo de la Televisión Cubana la ciudadana era miembro de un grupo de compra y venta llamado Venta de Alimentos Artemisa.
Una oficial de policía entrevistada habló sobre el decomiso de varios productos de “primera necesidad” como detergente líquido, detergente en paquetes, shampoo, espaguetis, pasta dental, aceite y otros alimentos. Lo decomisado fue entregado a almacenes Mariel para darle uso “social”.
Las mercancías, a decir del periodista, eran adquiridas en la red de tiendas de Cimex y Caribe, a través del uso de tarjetas en Moneda Libremente Convertible. Además, se le confiscó una libreta donde aparecían los contactos de 25 clientes.
Ya no solo el régimen acosa a revendedores y coleros en el espacio público, también las redes están siendo custodiadas por el Ministerio del Interior. No solo en Artemisa sucede esto, también en Cabaiguán, en la provincia de Sancti Spíritus los agentes del Minint detectan a los revendedores en las redes sociales y van a su encuentro.
Sin embargo, nadie se salva cuando el régimen lanza las redes, recientemente una trabajadora por cuenta propia fue víctima del “show del decomiso”. La ciudadana, residente en el municipio 10 de Octubre, en La Habana fue acusada de actividad económica ilícita por ocupársele en su cafetería y en el domicilio de su madre “cantidades considerables” de productos y artículos cuya procedencia legal no pudo demostrar.
En su afán de controlarlo todo el régimen teme a figuras como acaparadores y revendedores. En agosto pasado una de las preocupaciones principales de la cúpula del poder en la Isla era el comercio paralelo devenido del alquiler de tarjetas, negocio que sigue y seguirá luego de la apertura de las tiendas en MLC, medida que disgusta al pueblo cubano sin importar el estrato social al que se pertenezca.