Denuncian en redes sociales mala alimentación de personal de salud en Cuba

En redes sociales han denunciado la alimentación que dan a los trabajadores de la salud en Cuba, aún en tiempos de coronavirus, contrastante con la que reciben otros a los que la barriga no les para de crecer
Bandeja de comida para trabajadores de la salud
 

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No importa que sean la primera línea de enfrentamiento contra la pandemia que ha puesto al mundo de cabezas. Para reconocerlos basta con aplaudirlos cada día en la noche porque todo lo demás es secundario y no aporta a su bienestar, al menos no al que necesitan para cumplir con sus deberes.

Así pareciera que piensa el régimen cubano sobre el personal de la salud en la isla, el cual, a juzgar por recientes publicaciones en redes sociales, estaría siendo mal alimentado en sus centros de trabajo, esos donde día a día se trabaja de verdad en pos de vencer al virus que ha sacudido la vida tal cual la veníamos disfrutando, más aún en países de economías frágiles como Cuba.

De acuerdo con imágenes posteadas en Facebook, los alimentos que estarían recibiendo los médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud en la isla dan auténtica grima. No sólo son escasos en lo que a porción se refiere, sino que además resultan poco apetitosos y difícilmente reúnen todos los nutrientes que un profesional necesita para aguantar largas jornadas de esfuerzo mental y físico.

Sí, en Cuba desde hace años se está habituado a pegar un día con el otro sin necesidad de alimentarse adecuadamente. No es que haya desnutrición severa ni estadísticas alarmantes de hambruna. En definitiva, a base de arroz, pan, guachipupa y muchos carbohidratos se aguanta la existencia sin morir de hambre. Sin embargo, de ahí a la satisfacción o a una alimentación adecuada y saludable va un larguísimo trecho.

Por ello, resultan indignantes las imágenes que circulan en las redes sociales. Algunos justificarán esas bandejas aduciendo que la escasez de alimentos es generalizada y culpa del “bloqueo” estadounidense, pero es un argumento que se cae por sí mismo, ante los enormes contrastes de la realidad cubana.

Mientras los protagonistas de la lucha contra la COVID-19 tienen que comer arroz mal hecho, huevo hervido y un perrito raquítico, o un revoltillo poco agradable a la vista, otros seguramente están favoreciendo su digestión con una cerveza, luego de haber degustado cualquier carne que queramos imaginar, incluso la de aquellos mariscos que para los cubanos, pese a estar rodeados de mar, son tabúes o alimentos poco saludables por los entuertos legales que suelen acompañar su consumo.

Por si fuera poco, ya se sabe que algunos, aún en tiempos de coronavirus y confinamiento, tienen un amigo coronel que no sólo les deja estar en la playa, sino que también les ayuda a tener un entorno en el que las comidas diarias no son precisamente esas que muestran las bandejas de aluminio de las fotos.

“Yo me pregunto, ¿darán esta misma comida en el Comité Central?”, se preguntó Iliana Hernández al replicar un post de Bárbara Veliz con las susodichas fotos. A juzgar por lo escrito, Veliz es trabajadora de la salud en Playa Baracoa, al oeste de La Habana, y fue una de las que tuvo que degustar lo servido en esas indignantes bandejas, que no por ser fruto de la continuidad tienen que agradar a alguien.

Acompañó las fotos de un texto explicativo: “Bueno mis amigos, esta es nuestra comida o cena, como le quieran llamar, en nuestro Cuerpo de Guardia… sin palabras. Y mira que adoro mi profesión, pero así no creo que tenga fuerzas para llegar a mañana. ¿Hasta cuándo por dios?”

Sus palabras motivaron diversos comentarios, al igual que la pregunta de Hernández, pero la gran mayoría de los que reaccionaron y respondieron tuvieron consenso en que los del Comité Central, así como dirigentes y coroneles, pese a no estar en esa importante primera línea contra el coronavirus o salvando vidas a diarios, sino más bien todo lo contrario, no se alimentan de esas exquisiteces de las fotos.

“Eso para allá es a golpe de ternera, camarón, langosta, terrina de conejo, caviar y algunas exquisiteces más, acompañadas de su respectivo vino”, escribió un internauta, mientras que otros no pudieron evitar hacer menciones al crecimiento de las barrigas de Díaz-Canel, Marrero, Bruno Rodríguez y otros altos dirigentes del régimen.

Cuesta creer que el crecimiento de esos apéndices sea por el revoltillo o el perrito de las fotos. Pero eso no es nada nuevo, es una constante de Cuba, como parte de la cual los médicos, haya COVID o no, tendrán que seguir degustando alimentos similares a los denunciados por la doctora de Playa Baracoa.

 

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