Cubano parapléjico denuncia que su casa se inunda y el gobierno no hace nada

“Y después dicen que no dejan a nadie abandonado”, se lamentó en tono irónico mientras se ve un diluvio entrar por una de las paredes de su "casa", más bien un sótano inhabitable
El caso de Vladimir Vega
 

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Este cubano se llama Vladimir Vega y vive en el reparto Los Sitios, de Centro Habana. Tampoco hacen falta muchos detalles, sólo con ver las imágenes basta para comprender el estado en que se encuentra.

El régimen cubano le dio una “casa” donde poder vivir, pero en realidad más parece un sótano inhabitable. El principal problema es que cuando llueve, las aguas de la superficie irrumpen por unos huecos en la pared e inundan su habitación.

Es parapléjico y tiene otras afectaciones de salud que le impiden valerse totalmente por sí mismo, aunque parece que lo hace bastante bien. Así es la fuerza de los cubanos para crecerse ante las adversidades.

En las imágenes se lo puede ver con cara de resignado y conversando con un leve tono irónico. “Y esta es la potencia médica de la que tanto hablan”, declaró.

Además, recordó que hace tiempo pidió ayuda a las autoridades de La Habana, pero todavía no le dan una respuesta satisfactoria. Mientras, el agua sigue entrando a raudales por los orificios de la pared y él tiene que poner unos cacharros con tal de atajar el diluvio.

“Llueve más adentro que afuera”, comentó en la publicación la usuaria Karina Pérez Roso. “Eso es gracias a la potencia médica”, ironizó José Charon.

 


El caso de Vladimir no es único en Cuba; incluso los hay peores. Suinyn Rodríguez Castillo, la madre de un niño de 12 años que padece una Parálisis Cerebral Infantil, carece de una vivienda estable donde vivir, pues deben trasladarse constantemente de un alquiler a otro.

El local que habita la madre de Suinyn, por otro lado, es demasiado pequeño para alojar a su hija y nieto, y tampoco tiene las condiciones requeridas para el cuidado de un niño con necesidades especiales.

Las gestiones de Rodríguez Castillo en la Dirección Municipal de la Vivienda de Marianao, municipio donde residen, han sido infructuosas, liberándose esa institución de toda responsabilidad, y remitiendo el caso a la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social, donde en 12 años solo le han facilitado una pensión de 237 pesos mensuales (menos de 10 dólares).

El Estado cubano se jacta en la escena internacional de ocuparse de los discapacitados, y exhibe en sus vitrinas de la prensa la integración social de algunos afortunados, pero en este caso no ha sido capaz siquiera de garantizar una vivienda decorosa para un niño con parálisis cerebral.

Un caso que también plantea una necesidad de vivienda es el de Yahaira Diéguez Naranjo, que a sus cinco años y padece neuropatía sensitiva autonómica hereditaria tipo IV, una enfermedad tan rara que en el mundo existen muy pocos casos, y en Cuba ella es la única.

El equipo de médicos cubanos que atiende el caso ha sido incapaz de estabilizar el cuadro de la niña, y las autoridades han desatendido las propuestas de diferentes instituciones y organizaciones que desde el extranjero han ofrecido su colaboración.

La niña necesita una habitación climatizada para combatir los cuadros febriles constantes, pero las pésimas condiciones constructivas del edificio donde reside, hacen que sea imposible agregar peso a la misma por el riesgo de provocar un derrumbe.

A pesar de los incontables reclamos de la familia, las autoridades gubernamentales de la Isla no han sido capaces de solucionar la necesidad de un aire acondicionado que requiere su caso, ofreciéndole una vivienda donde pueda instalar el equipo.

 

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