El anuncio de la próxima recarga internacional de Etecsa ha puesto a debate nuevamente el trasfondo discriminador de las promociones de la compañía, ya que las de mejores “gratificaciones” para el cliente siguen siendo las dirigidas a aquellos que reciban la recarga en divisas, desde cualquier país excepto Cuba.
El monopolio estatal de las Telecomunicaciones anunció para entre el 13 y el 18 de julio otra ventana de una de sus promociones más habituales asociadas a las recargas desde el exterior. En ese período, los clientes a los que les recarguen desde cualquier país el equivalente a 20 CUC (20 dólares) o más, recibirán un bono de 40 CUC, válidos por 30 días contados a partir de recibida la recarga.
A raíz de ello, el usuario de Facebook Jorge Luis García retomó una de las quejas más habituales de los clientes de Etecsa que no pueden acceder a ese tipo de recargas por, como se dice jocosamente en Cuba, falta de fe (familia en el exterior).
“La promoción que hace Etecsa excluye a los cubanos que no tienen familiares o amistades en el extranjero que les hagan la recarga. Resulta ahora que, los que una vez fueron mal llamados ‘lumpen’ y ‘antisociales’ por abandonar la isla, son ahora los que pueden ofrecer este beneficio”, escribió García, aludiendo también a cómo el régimen cubano, sus instituciones y empresas necesitan de aquellos a los que una vez marginaron y condenaron.
“El dinero de los cubanos que se quedaron trabajando en su Patria no tiene valor para hacer esta recarga. ¿Acaso nuestro dinero no vale igual? ¿Por qué se nos discrimina dentro de nuestro propio país?”, cuestionó el usuario para reafirmar el motivo de su queja y denuncia, vigente desde que la empresa comenzase a hacer este tipo de promociones, años atrás.
Para muchos en la isla, la distinción de las promociones atendiendo a si la recarga se hace desde fuera o dentro de Cuba es un elemento discriminatorio, coherente con la percepción existente desde que el régimen devenido de la revolución de 1959 se abrió al turismo de que, en su tierra, los cubanos son ciudadanos de segunda categoría frente a los turistas y su moneda y trabajo son inferiores en valor a sus homólogos foráneos.
Ejemplos de ello sobran a lo largo de los años. Polémico fue el hecho de que para la construcción del Gran Hotel Manzana Kempinski (Manzana de Gómez) la empresa a cargo de la obra por la parte cubana, perteneciente a las Fuerzas Armadas, contratase a obreros indios que recibían 1 600 dólares mensuales, cuando los constructores cubanos malamente logran llegar a los 100 por mes cuando trabajan para el Estado.
Asimismo, como el usuario Diddier Bermúdez recuerda a García con un comentario en su post, la discriminación manifiesta en las recargas de Etecsa no es algo novedoso. Es “como siempre” y para comprobarlo basta con recordar cuando “los hoteles eran sólo para extranjeros”, lo cual dejó de ser así hace menos de 15 años.