Cuba reducirá el arribo de vuelos procedentes de Estados Unidos, México, Panamá, Haití, República Dominicana y Bahamas a partir del 1 de enero, debido al aumento de casos de coronavirus procedentes de esos países, informó este 28 de diciembre la prensa oficial.
Según explica el portal Cubadebate, el 71,5 % del total de los casos detectados en las últimas semanas proviene del extranjero, especialmente de los destinos antes mencionados.
“Tan pronto la situación epidemiológica lo permita, se restablecerá gradualmente la frecuencia de vuelos”, agregó el sitio.
“A su vez, y como ya se ha informado, se ha decidido establecer como requisito obligatorio para la entrada a nuestro país de todos los viajeros internacionales, la realización de una prueba PCR con resultado negativo a COVID-19, con 72 horas de antelación de iniciado el viaje. Esta medida entrará en vigor a partir del 10 de enero de 2021”, puntualizó.
Cuba permitió el arribo de vuelos internacionales en octubre para reactivar el turismo, su principal vía de ingresos, afectado por las restricciones asociadas a la COVID-19.
Los viajeros que arriban a la isla son sometidos a una prueba rápida de COVID-19 en el aeropuerto de entrada y deben guardar cuarentena en sus hogares u hoteles durante cinco días, pero el procedimiento no está arrojando los resultados esperados.
Rápidamente comenzaron a reportarse casos de coronavirus de viajeros procedentes de Alemania, Polonia, Rusia, entre otros países, que el régimen trataba de ocultar presentándolos como extranjeros residentes en la isla.
Uno de estos casos fue el asociado a turistas rusos que llegaron al polo vacacional ubicado en el archipiélago Jardines del Rey en la provincia Ciego de Ávila. En los partes aparecían como residentes en el municipio Morón, donde radica un laboratorio para analizar las pruebas PCR de los vacacionistas extranjeros.
Desde noviembre, los reportes del Ministerio de Salud Pública muestran cifras que sobrepasan los 100 casos diarios de coronavirus —un número alto para la isla— y una dispersión evidente de la pandemia en todo el país, cuando hasta septiembre el foco se reducía a La Habana.
No queda claro por qué los países afectados por esta medida no son exactamente los que más turistas con COVID-19 han llevado a la isla y más debido al manejo poco transparente de estas cifras por parte del gobierno cubano. Sin embargo, el aumento de casos asociados al turismo es real, tanto como las cifras alarmantes de infestación en la isla.
La víspera, otra cubana falleció como consecuencia de la COVID-19, lo que eleva el número de decesos por la enfermedad pandémica en la isla a 142.
La finada fue una ciudadana de 68 años de edad, residente en La Habana y con antecedentes patológicos de hipertensión arterial, diabetes mellitus e insuficiencia renal crónica terminal. Murió de una parada cardíaca en asistolia luego de haber estado intubada y ventilada en cuidados intensivos.