El aeropuerto internacional de La Habana, la principal puerta de entrada a Cuba y el único de la isla al que pueden volar las aerolíneas de Estados Unidos, reanudó este domingo las operaciones regulares tras permanecer ocho meses cerrado debido a la pandemia del coronavirus.
En esta primera jornada las dos terminales internacionales del aeródromo de la capital cubana tenían programados más de 20 vuelos, once de ellos procedentes de EE.UU. y de los que el primero en aterrizar durante la mañana de este domingo fue uno de la aerolínea SwiftAir con origen en Miami, que fue recibido con los tradicionales arcos de agua a presión.
La reapertura del aeropuerto José Martí, que desde abril solo operaba vuelos humanitarios y de carga, se llevó a cabo "bajo estrictos protocolos de bioseguridad que se mantendrán mientras dure la crisis sanitaria", explicaron a la prensa autoridades del aeropuerto.
Estas medidas ya se aplicaban en los otros nueve aeródromos internacionales del país, que reanudaron sus operaciones hace un mes y han recibido desde entonces vuelos de países como México, Canadá, Alemania y Rusia.
Los protocolos de bioseguridad incluyen la toma de temperatura en diversos puntos del aeropuerto, una evaluación física a cada pasajero, la entrega de una declaración jurada de sanidad, el uso obligatorio de la mascarilla, la distancia física y la desinfección de las manos.
A todos los pasajeros se les realiza una prueba PCR a su llegada y una segunda al quinto día de permanencia en territorio cubano, cuyos resultados en ambos casos se conocerán en un periodo de entre 24 y 48 horas.
El jefe de departamento de Control Sanitario Internacional del Ministerio de Salud Pública (Minsap), Carmelo Trujillo, indicó que todos los viajeros estarán bajo vigilancia epidemiológica en su destino, ya sea en viviendas de familiares, casas de alquiler o en instalaciones turísticas.
Los viajeros deberán permanecer en aislamiento hasta que les sea notificado el resultado negativo de la segunda prueba PCR, dijo el funcionario, quien recalcó que las medidas en vigor para los aeropuertos, puertos y marinas pretenden minimizar el riesgo de la entrada de personas enfermas al país.
A partir del próximo 1 de diciembre el régimen de Cuba cobrará por estos protocolos una "tarifa sanitaria" de 30 dólares estadounidenses para todos los viajeros que quedará incluida en el precio de los pasajes, por lo que no será necesario abonarla al llegar al país.
La directora general adjunta de la Empresa Cubana de Aeropuertos y Servicios Aeroportuarios (Ecasa), Liset Urgellés, comentó que la tasa cubre tanto la realización del PCR como el resto de las medidas y servicios de control sanitario internacional de salud que se empleen en frontera.
El aeropuerto de La Habana concentra más del 50 % de las operaciones aéreas de Cuba, con un flujo de hasta 20.000 pasajeros en algunas jornadas, aunque por ahora se estima que se mantendrá entre el 30 y 40 por ciento de ese movimiento, según la funcionaria.
La decisión del régimen de reabrir el aeropuerto de La Habana coincide con el supuesto control de la segunda ola del coronavirus en la capital, que durante semanas fue el epicentro de la pandemia en el país caribeño y estuvo sometida a fuertes limitaciones de actividad y restricciones de transporte y movimiento, entre ellas un toque de queda nocturno durante septiembre.
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Desde hace un mes, según datos oficiales, los contagios diarios en La Habana se mantienen por debajo de los dos dígitos, con varias jornadas en que no se han registrado nuevos casos.
Cuba acumula hasta la fecha 7.590 casos de coronavirus y 131 fallecidos con la COVID-19. La dictadura espera que la reapertura del aeródromo suponga también un balón de oxígeno para la economía del país, que atraviesa su crisis más grave de las últimas dos décadas, reflejada en una acuciante escasez de productos básicos, alimentos y medicinas.
La posibilidad de volver a viajar reactivará el tráfico de las "mulas", como se conoce a las personas que vuelan a otros países para comprar los productos que escasean en los mercados y revenderlos en Cuba, un mercado negro que ha servido durante años para aliviar el desabastecimiento crónico que padece el país.
A ello se suman los muchos suministros básicos que traen para sus familiares en la isla los cubanos procedentes del extranjero.
Con el aeropuerto de La Habana operando con normalidad también se reanudará el envío informal de remesas en efectivo, que ha sido el canal más utilizado tradicionalmente por los emigrados para enviar dinero a sus familiares en la isla.
(Con información de EFE)