Hoy, 5 de agosto, el pueblo cubano celebra una fecha que se bifurca en la historia. Para la dictadura significa "la gran victoria en que el pueblo aplastó la contrarrevolución sin disparar un tiro", según palabras del fallecido dictador Fidel Castro. Para la sociedad civil cubana, el 26 aniversario del "Maleconazo".
Los hechos son bien conocidos, a pesar de que por años se ocultó mucha información -escribió Milán Kundera que "la lucha del hombre contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido"-. Las imágenes filmadas por el canal capitalino CHTV -primero en llegar al lugar de los hechos- donde se muestra a la policía, Seguridad del Estado y paramilitares del Contingente "Blas Roca Calderío" disparando, reprimiendo y dando golpes con bates y cabillas de acero contra la población, desarmada por demás, jamás se han televisado públicamente.
Quizás ni los apenas 20 jóvenes que esperaban sentados en la Avenida del Puerto por el rumor de que ciertas embarcaciones irían a recoger a todo el que quisiera abandonar la Isla, se imaginaron que en pocas horas serían miles gritando por primera vez: ¡Cuba si, Castro, no! ¡Libertad! ¡Abajo Fidel! ¡Basta ya! ¡Nos están matando, que lo filmen todo, la represión policial, para que vean lo que ocurre en Cuba!
Hacía menos de un mes el régimen había ordenado hundir el Remolcador 13 de Marzo, donde resultaron ahogadas 41 personas, entre ellos 10 menores de edad. Los apagones de 12 horas, el sálvese quien pueda con recetas de ciencia ficción para paliar el hambre, los dólares por la izquierda -hoy son parte de nuestros símbolos patrios, la llave del escudo nacional, una estrella solitaria que divide a los cubanos-, fueron algunas de las circunstancias que llevaron al colapso social.
Por si fuera poco, por la avenida 23 se paseó durante horas un jeep con una ametralladora calibre 50, una escena intimidante como pocas. Las Brigadas Antimotines del Ejército, equipadas con casco y escudos se desplazaron por todo el Malecón.
Nada fue coordinado. Todo tipo de personas llegaron en bicicletas, a pie, o en guaguas hasta la zona del conflicto, se enteraban por boca de la propia gente. No había internet, las redes sociales eran el chisme, el rumor o el grito desde algún balcón.
Esto lleva necesariamente a una analogía con la manifestación convocada para el pasado 30 de junio en céntricos lugares a lo largo de toda la isla, para exigirle a la alta cúpula que dirige el país que cesara la represión y la falta de libertades. Contrario al "Maleconazo", la convocatoria se realizó con bombos y platillos por las redes sociales.
En ese agosto de 1994 hubo destrozos de fachadas de tiendas y establecimientos estatales. La dictadura había desarmado a un pueblo que lo dio todo por una promesa de país. Hubo más de 100 detenidos, pero las estadísticas de los lesionados por disparo de arma de fuego o por objeto contundente nunca han sido aclaradas. Este 30 de junio, decenas de periodistas independientes y activistas fueron sitiados, detenidos, interrogados o secuestrados durante horas por el ideal de un país ya devorado que tiene que ser reconstruido.
Menos de dos meses después del "Maleconazo" más 35000 cubanos abandonaron la Isla en todo tipo de embarcaciones en lo que se conoce como la "Crisis de los balseros", y el presidente Clinton activó entonces la ley de "Pies secos, pies mojados".
Los años más duros del Período Especial en Cuba son comparados muchas veces con la Guerra de Bosnia, el asedio más largo de la era moderna. Esa confrontación concluyó hace 25 años. Nuestro amargo Período Especial pica y se extiende, aunque muchos, por no decir la mayoría, están convencidos que el próximo Maleconazo, será el definitivo.