Casi 90 000 libras de tomates se pudren porque Acopio no las compró

Acopio es un estorbo para los campesinos y el propio Estado. Mientras media Cuba pasa hambre, este agricultor ve descomponerse su cosecha sin poder hacer nada, porque la empresa no cumplió el contrato que tenía con él.
Acopio-Tomates
 

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Más de 90 000 libras de tomate se pudren en el municipio Cabaiguán, provincia Sancti Spíritus, debido a la mala gestión de las autoridades locales de Acopio, según informaron productores de la zona a medios oficialistas.

Nieves Emigdio Pérez, asociado a la Cooperativa de Crédito y Servicios Patria o Muerte, su ahijada Yamilé Bombino y el esposo de esta, Rodovaldo Justo, cuentan que para esta cosecha contrataron 400 quintales de tomate —88 000 libras— a 5,20 pesos la libra con Acopio Cabaiguán, pero ahora la empresa no quiere recibirlos.

En una publicación en redes sociales, Bombino comenta que esa enorme cantidad de vegetales se está pudriendo en sus tierras ahora mismo. Todo esto ocurre a pesar de que la escasez de alimentos en la isla es gravísima.

Según Juventud Rebelde, Emigdio y Yamilé contactaron con el gobierno local y provincial; incluso, directivos de Acopio fueron hasta su casa y prometieron que se encargarían de recoger el tomate. “Acopio provincial asumiría lo que no pudiera Acopio Cabaiguán”, asegura el medio.

Fue engaño, falta de respeto, pues tras haber perdido más de 30 quintales, nos recibieron 45 para la industria, cuyo precio es de 2,60 la libra. Acopio solo nos recibió 85 quintales. Desde el 12 de abril volvimos al mismo problema: Acopio municipal no quería recibir más tomate. Llamamos a la delegada municipal de la Agricultura varias veces, siempre reunida. Por mensaje le explicamos la situación, y tras tanto insistir, la respuesta fue que la única solución que Acopio tenía era la industria”, explican a Juventud Rebelde.

“Al de Acopio provincial lo llamamos varias veces, le pasamos mensaje. Fue incapaz de contestar, al menos por educación; tras habernos dado su número de teléfono para cualquier situación y comprometerse a acopiar el tomate”

“No es justo que después del reconocimiento por nuestra entrega de alimentos al Estado, y que mensualmente donamos de nuestra producción a la casa de niños sin amparo familiar, nos veamos tan mal atendidos”, concluye la carta de los campesinos que recibió el medio.

Emigdio asegura que el año pasado perdió 500 quintales de tomates —110 000 libras—, que todavía este año puede salvar la mayor parte de su cosecha y venderla al Estado.

 

Acopio, entre la ineficiencia y la burocracia

 

La “famosa” empresa, que gestiona la compra de productos agrícolas a precios topados por el Estado, reapareció en 2016, luego de que el gobierno la eliminara como parte de las reformas pro-mercado de 2008.

El Decreto No. 361/2019 de Miguel Díaz-Canel creó la Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE), Grupo Empresarial de Acopio, subordinado al Consejo de Ministros y atendido por el Ministerio de la Agricultura, con lo que se elevó el rango de la Unión de Acopio subordinada al Grupo Empresarial Agrícola. 

Las Empresas Provinciales de Acopio, aparecieron subordinadas a los órganos del Poder Popular. En 1986, con la eliminación del Mercado Libre Campesino, de efímera existencia, se incorporaron al Ministerio de la Agricultura (MINAG), y se creó la Unión Nacional de Acopio, también para la distribución.

La extinción de la empresa en 2014 fue celebrada por economistas y agricultores, debido a que se rompía el monopolio del Estado en la distribución y se abría el camino a las relaciones mercantiles en el agro.

Pero en mayo de 2016 comenzó la involución luego de que Raúl Castro aceptara la opinión de José Ramón Machado Ventura, lo cual se escuchó en televisión nacional. 

El sistema, desde sus inicios, ha sido ineficiente; se lo acusa de ser corrupto, extremadamente burocrático y de quitar incentivos al productor al comprar las cosechas a precios topados. Y eso, cuando lo hace, pues productores como Emigdio corren con menos suerte.

La producción agrícola es uno de los mayores fracasos del sistema estatista implantado por la Revolución cubana; el propio Raúl Castro lo reconoció como una prioridad en 2006 durante un discurso, pero nada ha mejorado desde entonces.  

 

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