Mercedes Fernández, una impedida física residente del poblado de Colón, Matanzas, fue sancionada con 1000 pesos de multa en moneda nacional supuestamente por revender turnos en una tienda MLC.
Según el activista Francisco Rangel, Fernández es el sustento de su familia; tiene un nieto de dos años y una hija embarazada con retraso mental, que dependen de esta anciana minusválida.
El activista denunció al régimen de Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel como responsable de lo que considera es un abuso contra una persona mayor, con problemas de salud y obligada a trabajar para mantener a su familia.
El gobierno cubano aumentó la persecución contra ciudadanos comunes que se dedican a esta actividad, aprovechando las largas filas en las tiendas MLC, de personas necesitadas de comprar productos de primera necesidad.
Los turnos se venden en las afueras de las tiendas por valores elevados. Por ejemplo, para comprar una nevera en las tiendas MLC, uno de los electrodomésticos más buscados en La Habana, puede llegar hasta los 5000 pesos.
En la tienda La Época, de las más grande de la capital y que actualmente opera sólo en moneda libremente convertible (MLC), todo el personal está complotado con el mercado negro.
El personal del establecimiento comercial se lleva entre 2500 y 3000 pesos, además, hay que “tocar” a los policías que custodian el exterior para no tener problemas. Cada pago se hace a través de Transfer Móvil, para no dejar rastro.
El sistema es similar en otras tiendas de la capital. Amanda —una habanera consultada por ADN Cuba y que prefirió mantener el anonimato— comentó que en el municipio Diez de Octubre, en varios establecimientos donde venden equipos electrodomésticos en MLC, los turnos pueden costar hasta 3000 pesos.
“Una manada de gente fue lo que yo vi el 25 de mayo cuando fui a comprar en Brimart —ubicada en la calzada de Diez de Octubre. Yo quería una nevera, pero con la cantidad de gente allí y lo que pedían por los turnos, obviamente me fui sin mi equipo”, declaró la mujer.
“Mejor espero a ver si tengo más suerte, porque no tengo ni tiempo ni tanto dinero como para gastarlos de esa manera”, agregó.
Al parecer, “métodos” similares se usan en otras provincias. En el poblado de Santo Domingo, provincia Villa Clara, comenzó una práctica que la prensa oficialista del territorio califica de “experiencia positiva”.