Cuando La Habana respira cine

Junto al mes de diciembre, llega el cine a la capital de Cuba. Los criterios de la audiencia reflejan virtudes y defectos de la edición 41 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano
 

Reproduce este artículo

 

Llega diciembre y con él, los aires de creación cinematográfica; La Habana respira cine.

El Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano— esta vez en su edición 41— puso a disposición de los espectadores unas 300 películas de Latinoamérica, Europa y Asia, que fueron elegidas para el evento. La sección “En Concurso”, presentó un total de 117 títulos y “Latinoamérica en perspectiva”, 103.

Las salas Yara, 23 y 12, Charles Chaplin, Riviera, Acapulco, Multicine Infanta, fueron las anfitrionas habituales para los amantes del celuloide. Óperas Primas, Galas, Guiones inéditos, el homenaje para las Mujeres ante las cámaras, fueron el premio a la espera ansiosa de miles de cinéfilos.

El Festival de Cine es una fiesta en La Habana, una algarabía de sensaciones, las ansias de compartir saberes, de opinar, de recomendar, de vivir a plenitud el séptimo arte durante 10 días. Desandar una y otra vez la Avenida 23 y tropezarse con filas de generaciones que esperan degustar el humor negro de El cuento de las comadrejas (Juan José Campanella), el melodrama oscuro de Ema (Pablo Larraín), o los absurdos giros de un magistral Parasite (Bong Joon-ho).

Para la actriz y asistente de dirección Mónica Diget, en esta edición las propuestas fueron más variadas: “He visto gran avance en cuanto a técnica y producción, la calidad de las películas es superior a etapas anteriores. La fotografía de muchas obras ha sido espectacular. La odisea de los giles (Sebastián Borensztein), por ejemplo, te hace reír y, a su vez, reflexionar. Este año el evento ha sido más activo en documentalística y cortometrajes.

“Cuando se trata de cultura, nuestro pueblo resulta coetáneo, los márgenes generacionales se eliminan (…). Aplaudo siempre la capacidad de convocatoria que tiene el Festival”, agrega Mónica.

No obstante, con respecto al movimiento generacional en esta cita cinematográfica, Isely Ravelo opina diferente. “El público cubano reserva un espacio especial para diciembre, pero en su generalidad, la audiencia que consume cine latinoamericano está envejecida; a excepción de jóvenes que trabajan en el evento, estudiantes de la Facultad de las Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) y el Instituto Superior de Arte (ISA), las nuevas generaciones son minoría”.

 

 

Isely comentó también a ADN Cuba sobre los inconvenientes con la venta de los pasaportes, que se agotaron demasiado rápido, y de los altibajos con los proyectores en los cines Yara y Chaplin. “Para próximos festivales recomendaría aumentar la cantidad y tiempo de venta de los pasaportes, para que los espectadores disfruten de un mayor número de propuestas cinematográficas”.

A Lourdes Gutiérrez, por otra parte, le preocupa la reventa de los pasaportes a 1 CUC. “Los estafadores quieren ganar dinero estos días a costa del Festival”. Entre sonrisas y al buen cubano confiesa que ha visto cada “clavo”, y dice que espera “alcanzar puesto para La Red Avispa” (Olivier Assayas).

“Me apena que la audiencia sea en su mayoría de la tercera edad, con las nuevas tecnologías y el internet la experiencia de la pantalla grande ha perdido el encanto para los jóvenes. Quizás mi generación aprehendió la cultura; eran momentos en que el cine era una religión”, comenta la señora.

Para Enio Echezábal la función de la cita es mostrar hacia dónde se mueve el séptimo arte en Latinoamérica y, a su juicio, este 2019, las propuestas fílmicas de Brasil y Argentina son las que más destacan. Sin embargo, a veces a la proyección de los filmes demandados se quedan muchas personas sin entrar. “Me cuesta creer que el Yara se llene de invitados solamente; si cada obra se trasmite tres veces, ¿cuántos pueden quedarse sin verla?”.

Cuando le preguntas cómo percibe el panorama de la cinematografía cubana actual, contesta que “no es mediocre, pero tampoco excepcional; la realidad siempre se refleja de un modo catastrófico y olvidan reírse de los problemas, de presentar una crítica constructiva mediante situaciones divertidas”.

No obstante, en los últimos años la Isla ha diversificado su producción fílmica, de la mano de productoras independientes como Quinta Avenida, Wajiros Films, o Estudio ST, que apoyan la creación de jóvenes cubanos. Realizadores como Carlos Lechuga, Yimit Ramírez o José Luis Aparicio, son algunos de los representantes de una obra joven, polémica, atrevida y más consecuente a su tiempo.

Luces y sombras del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano se materializan en los criterios de la audiencia. Cinéfilos apasionados debaten sobre guiones, dirección, fotografía, etc.

 

Relacionados