Los Barbers Streets volvieron a las calles a finales de abril. No era un día señalado en nuestro almanaque nacional, ni les hizo falta una excusa histórica ni un aniversario político, sencillamente era un día cualquiera, un día perfecto para el activismo social.
Con el objetivo de ayudar en barrios con desventajas sociales, de potenciar el orgullo de ser negro, de propiciar un espacio libre de violencia y cargado de buena voluntad, llegaron organizadores y colaboradores al centro deportivo Carvajal del capitalino municipio Cerro.
La iniciativa de Robert El Ninho, estilista y rapero, de proponer buena música, buena lectura y un buen corte de cabello va aunando fuerzas. En esta ocasión, además del apoyo perenne de DJ Neury y algunos MCs, se sumó el proyecto Di.VERSO con su campaña Miremos Por dentro! No al Racismo!, acentuando aún más la defensa identitaria que caracteriza el trabajo de estos jóvenes.
El algoritmo habitual es sencillo: música Hip Hop en los bafles, barberos y peluqueras peinando, pelando, embelleciendo a cambio de que te lleves un libro, Mcs micrófono en mano lanzando sus textos, poniendo el último ingrediente para que sea una tarde de fiesta pero también de reflexión, que te marches no sólo cambiado por fuera sino mejorado por dentro.
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Un ambiente inspirador, que “engancha” a los espectadores primerizos y sin consulta previa terminan colaborando, como en esta ocasión le sucedió al grafitero AFRODREAK.
Y es que un proyecto como Barbers Streets merece el respeto, el apoyo de todo aquel que crea realmente en el progreso. De todo el que entienda que una sociedad que lea, analice y piense es más valiosa que una sociedad que jamás haya espontáneamente hojeado un libro.
Una sociedad sin discriminación es más fuerte que otra donde la hipocresía social te aleja disimuladamente del negro, del gay. Un proyecto que trata de mejorar pedazos de un todo preocupante por su creciente índice de violencia, de desinterés por el estudio.
El proyecto Barbers Streets sigue siendo saboteado por un ente sin rostro. Sigue siendo detenido a mitad de su desarrollo sin explicaciones claras ni razones concisas. No importa si es positivo, unificador, progresista, al contrario, va quedando claro que justamente por ello molesta.
Lo que ha nacido como una acción para la comunidad se va volviendo una acción de resistencia. Al “hombre nuevo” no le gusta el rap, prefiere una sociedad segregada y triste.
Por suerte quedan jóvenes que apuestan por el cambio, por un país bien pelado, bien leído y bien pensado.