Agua contaminada llega al barrio San Isidro, de Habana Vieja, sin que las autoridades tomen muy en serio la situación de los residentes en esa localidad pobre de la capital cubana, informó hoy el artista y activista opositor Luis Manuel Otero Alcántara.
“Hace días el agua de la cisterna de mi casa, que a la vez es la de otras dos familias más, donde hay niños, tiene un color y olor raros. Los beneficiarios de esta cisterna, que se alimenta con agua bombeada del acueducto estatal y dirigido por Aguas de La Habana, pensábamos que la causa era falta de limpieza. ¡Pero resulta que luego de una esmerada limpieza, la peste y la mugre continuaban!”, comentó Otero Alcántara en redes sociales.
“Hoy apareció el funcionario de Aguas de La Habana en el barrio y con un discurso oficialista y burocrático, se comprometió en informar y gestionar este problema en la empresa para solucionar el problema con inmediatez. Aún estamos a la espera”, agregó.
Las barriadas de los municipios Centro Habana y Habana Vieja están entre las más afectadas por este problema en la capital de Cuba, un problema que no encuentra solución y que las propias autoridades han reconocido como grave. De hecho, el gobierno hizo saber que el 60% del agua bombeada en Cuba se pierde por el mal estado de las tuberías.
En la Habana Vieja se supone que debe mejorar el abasto de agua potable con la terminación de la conductora de 8.7 kilómetros, una instalación que nace en el consejo popular Palatino y que llegaría hasta la intersección de Prado y Malecón. Según anunció la prensa estatal, esta estructura beneficiará a casi 91 mil residentes del municipio y mejorará el suministro en los hoteles de la zona.
En Cienfuegos, cabecera de la provincia homónima, la situación es idéntica a San Isidro. Habitantes de esa ciudad confesaron a ADN Cuba que el agua llega turbia e imposible de beber y las promesas de las autoridades vienen y van desde hace años, sin que se solucione el problema.
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El Oriente de Cuba no anda mucho mejor. Un pequeño pueblo llamado El Mango (Granma), recibe agua “dos o tres veces” al año, de acuerdo con denuncias de sus vecinos, a pesar de la cercanía con la presa Cauto del Paso.
Según denunció Rafael Pino González en Juventud Rebelde, “somos más de mil personas que carecemos del preciado líquido y no vemos una solución. Recibimos agua dos o tres veces al año. El resto del tiempo suplimos el déficit con agua de una laguna que compartimos. Y competimos con el ganado en pleno siglo XXI”.