Reinier es un muchacho con trastornos psiquiátricos, que me pide con ahínco que haga pública sus inventivas. El doctor Ramírez, vicedirector del policlínico de Jaimanitas, entrevistado para este artículo, dice que lo atiende desde niño, que hay que tratarlo con mucho tino. Padece esquizofrenia compulsiva.
“En estos casos lo mejor es no contradecirlo; hay que seguirle la rima”, comentó el especialista a ADN Cuba.
La gente del barrio quiere mucho a Reinier. Todos saben de su padecimiento y que es controlado con medicinas. Su tema son las antenas de televisión, se pasa el día probándolas.
“Mi especialidad son las antenas tradicionales”, cuenta Reinier, “esas las hago con cualquier cosa, pero mi objetivo es crear antenas que sintonicen los canales extranjeros. Ver a mi abuela en su cuarto viendo Caso Cerrado en vivo y no del paquete. Y a mi abuelo viendo el noticiero de Miami, en directo”.
Mediante aspas de ventiladores y viejas parrillas, Reinier busca la reactancia necesaria para captar las señales. Su padre, un técnico de electrodomésticos graduado en la Unión Soviética, es un maestro arreglando antiguallas producidas en el bloque comunista.
“No me inmiscuyo en sus asuntos, mientras no moleste a nadie estoy tranquilo. Reconozco en mi hijo cualidades de inventor, tal vez hereditarias. Mi trabajo es arreglar los viejos tocadiscos Ilga y las grabadoras de caseteras y de cinta. También DVDs. Ese mundo de Reinier no es lo mío. Como padre lo cuido. No molesta a nadie, aunque me han llegado quejas de vecinos por los tubos de hierro que utiliza para ubicar las antenas”.
Reinier dice que ha conseguido señales del canal 21 de Miami y de Telemundo, pero no con la nitidez que exige. Por eso considera tan importante la altura. Sus mejores resultados los consiguió con una antena compuesta de pomos de agua y botellas vacías.
“Mi mayor escollo es la altura”, dice. “Transgredir el espectro radioeléctrico es vital para mi invento. Tengo que sobrepasar el apartamento de Iris, pero cuando lo consigo el asta comienza a oscilar y los vecinos temen que caiga sobre algún transeúnte o un auto”.
“Descubrí una segmentación de señal con caretas de ventiladores y un platero de plástico; creo que por ahí es el camino. Si consigo resolver el problema de la altura entonces obtendré resultados. Tengo que fijar el asta, que no oscile, para que la gente me deje trabajar en paz”.