Estados Unidos sancionó este 30 de noviembre a nueve funcionarios cubanos con restricciones de visado, en una nueva acción orientada a presionar al régimen de La Habana.
La medida consiste en restricciones a las visas para penalizar “a quienes socavan la capacidad del pueblo cubano de mejorar sus condiciones políticas, económicas y de seguridad”, declaró el secretario de Estado, Antony Blinken, en Twitter.
Washinton tomó la decisión a la luz de las medidas represivas adoptadas por el régimen contra los manifestantes que pretendían movilizarse el pasado 15 de noviembre. Entre los nueve sancionados figuran funcionarios del Ministerio del Interior y de las Fuerzas Armadas cubanas, aunque el comunicado no da detalles sobre sus identidades.
“En los días previos al 15 de noviembre, el régimen cubano intimidó a los activistas a través de grupos paraestatales, encerró a periodistas y a figuras opositores en sus domicilios, revocó credenciales de prensa para limitar la libertad de expresión y detuvo arbitrariamente a ciudadanos que pretendían manifestarse de forma pacífica”, explica el comunicado del Departamento de Estado sobre las sanciones.
Por último, Blinken señaló que Washington continuará usando todas sus “herramientas diplomáticas y económicas para conseguir la liberación de los prisioneros políticos y apoyar la llamada del pueblo cubano para mayores libertades”.
El 15 de noviembre, la policía detuvo e impidió la salida de sus hogares de opositores que pretendían manifestarse, a pesar de que la protesta ya había sido prohibida.
Estados Unidos había advertido anteriormente a Cuba que estaba preparado para continuar con las sanciones “si la represión y los abusos de los derechos humanos no cesan”.
El gobierno del presidente Joe Biden aplicó sanciones en julio pasado contra el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, Álvaro López-Miera, y a una unidad militar de élite conocida como “boinas negras”, por su papel en la represión de las protestas antigubernamentales del 11J.
Eso marcó los primeros pasos concretos de la administración Biden para presionar a la dictadura cubana, después de que miles de cubanos se manifestaran contra una crisis económica que ha provocado escasez de bienes básicos y cortes de energía. También protestaron por el manejo del gobierno de la pandemia de coronavirus y las restricciones a las libertades civiles.