Familiares del recluso José Eduardo Corredera Crespo denunciaron que en la prisión habanera Combinado del Este el prisionero no recibe atención médica, a pesar de vivir con un solo riñón y temen por su vida si este contrajese el coronavirus.
Corredera Crespo lleva un año y tres meses en espera de juicio por el delito de malversación, mientras su salud se deteriora. Actualmente ha pasado 10 días aislado debido a un brote de COVID-19 en la cárcel.
Su familia informó a ADN Cuba que ayer 22 de abril sería oficial el resultado de la prueba PCR, sin embargo, Corredera Crespo no realizó la llamada habitual que cada día hace a las siete de la noche y desconocen su estado.
“No sabemos si dio positivo, si se lo llevaron a algún hospital, no hemos tenido ninguna noticia”, contaron a la redacción.
El 10 de mayo de 2018, el preso fue operado de cáncer de riñón y se le extirpó el riñón derecho, por lo cual precisa mayores cuidados que una persona sana.
El reo necesita chequeos médicos cada cuatro o cinco meses: “desde que llego al centro penitenciario Combinado del Este he entregado el resumen de historia clínica, firmado por el director del hospital donde se operó, el cirujano que llevo a cabo la operación y el jefe de servicios médicos y de poco o nada ha servido, pues habiendo en el Combinado un hospital ni análisis de sangre le han realizado, para qué hablar entonces de una dieta, eso ni soñarlo pues la alimentación allí es pésima”, aclaró su esposa.
Solamente, refieren, se le realizó un ultrasonido en la prisión de 100 y Aldabó en abril de 2020 por protestas de sus familiares. Desde esa fecha no ha recibido ninguna atención médica, ni siquiera la dieta que lleva su caso.
La última visita que sus allegados pudieron realizar fue en diciembre de 2020 pues las prisiones han estado cerradas como medida preventiva contra la pandemia, teniendo en cuenta que son lugares donde el hacinamiento y las malas condiciones incrementan la posibilidad de los contagios.
“Sí hay COVID-19, basta ya de tapar el sol con un dedo, son personas no animales, muchos son padres de familias, hijos, esposos, hermanos.
Basta ya de esconder las cosas y desmentir con excusas que ni ustedes mismos se creen, nos preocupa la salud de nuestros familiares.
Por meses nos hemos cohibido de verlos en visitas y pabellones pensando solamente en su bienestar, en protegerlos de esta terrible pandemia, no es culpa de nadie el COVID-19, eso lo sé, pero si es responsabilidad de los centros penitenciarios la salud y la integridad física de todos los reclusos”, dijo su pareja.
Denuncian mala gestión de la pandemia en cárceles cubanas
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) denunció la “tensa situación de las cárceles de la región de Camagüey” con la COVID-19, así como la nula transparencia del régimen con la gestión de la pandemia.
Según la organización no gubernamental, reportes desde Camagüey cifran en un centenar los prisioneros contagiados en la cárcel de Kilo 7. “La mayoría ha tenido que ser trasladada hacia el hospital Amalia Simoni. Similar situación se presenta en Kilo 8, con más de 106 internos positivos” a la COVID-19, refirieron las fuentes del OCDH.
El país, de poco más de 11 millones de habitantes, cuenta con una de las poblaciones penales más altas del mundo, con casi cien mil presos y unas 200 cárceles. El gobierno no ha permitido nunca la inspección internacional de dichas instalaciones.
Las prisiones cubanas carecen de las condiciones de salubridad necesarias. “El hacinamiento, la mala alimentación y la deficiente atención médica han sido causa de frecuentes brotes de tuberculosis, enfermedades diarreicas agudas y otras transmitidas por parásitos como la escabiosis” señaló la entidad de derechos humanos.
En abril de 2020 el gobierno suspendió las visitas familiares a las prisiones a causa de la pandemia del nuevo coronavirus.