Cada día es más visible el lujoso modo de vida de la cúpula castrista, principalmente a través de sus miembros más jóvenes, que sin ningún pudor salen en fotografías o videos ostentando sus riquezas, mientras el pueblo cubano vive en la más absoluta miseria.
El caso más reciente es el de Sandro Castro, nieto del fallecido dictador Fidel Castro, el cual salió en un video que estuvo circulando hace algunas semanas en redes sociales, manejado un Mercedes Benz de lujo a exceso de velocidad, y aunque más tarde en otro video alegó que el auto no era de su propiedad, en el primer video se lo ve decir que es suyo.
"Tú sabes que nosotros somos sencillos, pero de vez en cuando hay que sacar estos jugueticos que tenemos en casa", afirmó Sandro Castro.
A hijos y nietos de los Castro, pero también a miembros de otras familias que hacen parte de la cúpula castrista, se los ha visto disfrutando de costosos viajes alrededor del mundo, desde Estados Unidos hasta China, pasando por Francia y España, incluso dentro de Cuba, en sitios turísticos y de lujo que no se pueden permitir los cubanos ni haciendo su mejor esfuerzo.
Mientras el pueblo no tiene comida, Lis Cuesta, la esposa del presidente designado Miguel Díaz-Canel, o la hija de Raúl Castro, Mariela Castro, se dan el lujo de salir en imágenes degustados vinos carísimos, o platos con manjares que el pueblo no puede ni imaginar que existan.
El propio Díaz-Canel ha posado para las cámaras en su mansión del municipio Playa, en La Habana, junto a una mesa repleta de comida, mientras a lo largo y ancho de la isla los cubanos no tiene con qué alimentarse o alimentar a sus hijos.
También se puede mencionar, por ejemplo, el caso de Jorge Alejandro de Cárdenas García, nieto del comandante Guillermo García Frías, quien acostumbra a tomarse unas vacaciones cada año, en Europa o Cancún, y de las cuales ha compartido imágenes en su perfil de la red social Facebook, como quien no tiene nada que esconder.
Y es que durante estos 62 años de dictadura así ha sido la vida de los miembros de la élite castrista, rodeados de excesos y lujos, que van desde autos y mansiones, hasta yates, y más recientemente aviones privados, o vuelos en ellos, cuando hasta hace solo unos años el resto de los cubanos tenía prohibido salir de la isla, o necesitaban de un permiso especial para hacerlo.
A todo lo anterior hay que agregar la ropa o los zapatos de las mejores marcas, relojes y joyas, o los miles de empleados que tienen a su servicio, para asegurarse la mejor vida posible, mientras exigen a los cubanos más sacrifico para construir el socialismo, cuando en realidad lo único que persiguen es poder mantener ese nivel de vida, completamente opuesto a sus postulados políticos de igualdad y fraternidad.