El régimen castrista construye un monumento de concreto frente a la Embajada de Estados Unidos en La Habana. Por las fotos que circulan en redes sociales –vistas con indignación por los cubanos que critican semejante gasto en una ciudad ruinosa–, se intuye que el oficialismo lo concibió para que recordara a la bandera cubana, pero el pueblo lo asocia con un instrumento de muerte: la guillotina.
En WhatsApp y otras aplicaciones digitales, circulan imágenes que muestran cómo el conjunto, mirado desde cierta perspectiva, sugiere la filosa cuchilla que cercenó vidas, sobre todo en Francia, donde se utilizaba como método de ejecución en siglos anteriores. En ese lugar, tribuna utilizada por Fidel Castro para convocar a marchas y actos de propaganda política, estuvieron durante años decenas de astas de metal con grandes banderas, otro gasto inmenso.
“Para la mala infraestructura que hay en La Habana, por la que han muerto varias personas, la excusa es que el 'bloqueo' dificulta los materiales en la isla, pero sí hay para construir esto”, criticó desde ese lugar el reportero independiente Héctor Luis Valdés.
En directo, criticó el monumento como “un derroche de recursos, de materiales de construcción, en un monumento innecesario”.
Además de “parecer una guillotina”, dijo Valdés, es “una burla a las familias que mueren por derrumbes”. Dirigiéndose a la clase política del castrismo, añadió: “Ustedes en su discurso dicen que el bloqueo asfixia, pero no veo que los asfixia a ustedes”.
El artista visual Hamlet Lavastida, publicó en su Facebook que "ya instalaron una gris guillotina de concreto en el Protestódromo", pronto al triangulo cercenador le darán color, ¿cual será?"
El régimen cubano, en medio de la crisis que atraviesa el país, dedica esfuerzos y presupuesto a erigir la alegoría de la bandera cubana justo frente de la Embajada de EEUU.
Desde que la periodista oficialista Rosy Amaro Pérez compartiera la imagen en Facebook, las reacciones de rechazo no se han hecho esperar en el propio post.
Aunque hay varias laudatorias hacia la ingente idea castrista, otras señalan el derroche inútil. El internauta que se hace llamar Roberto González escribió:
“Cuánto costará esta idea, recuerdo que cuando se ideó la plaza Antimperialista (como le llamaban) Fidel [Castro] dijo que había costado tres millones de dólares y que no importaba que lo criticaran (…) De aquella no queda nada, ahora otra idea que puede que sea costosa también, ¿no creen qué hay otras cosas que priorizar en Cuba?”.
El poeta y periodista independiente Noel Alonso Ginoris, expresó sobre el monumento “guillotina”: “Yo no quiero banderas de hormigón. Yo quiero personas libres, personas que no hagan huelgas de hambre por la represión que sufren. El peso de una bandera de hormigón jamás podrá sustituir el dolor de un país-cárcel, donde las cosas están ya demasiado rotas. La isla se hunde cada vez que hacen esas estructuras que, desgraciadamente, patentan el terror”.
Incluso la artista de la plástica Diana Balboa, criticó la obra: “ES FEÍSIMO... Pregunto; ¿el Ministerio de la Construccion se asesoró con algún escultor arquitecto diseñador de exteriores?”, cuestionó en un post de su perfil de Facebook.
La ciudad se derrumba y el régimen gastando
Los temas prioritarios, como la vivienda, no ocupan a la cúpula castrista. Datos oficiales aseguraban que el déficit habitacional en Cuba en 2020 era de 862 mil 879 viviendas.
Cada año más casas se derrumban, o son abandonadas por sus habitantes, debido a décadas de deterioro y falta de recursos para mantenerlas.
Las construcciones del Estado, por otra parte, no cubren la demanda anual. Según la agencia estatal de noticias Prensa Latina, al cierre de julio de 2020 se terminaron 20 512 viviendas en Cuba, el 62 % de las previstas para 2019. Para el segundo semestre la meta era alcanzar más de 22 000.
La construcción de viviendas por cada 1000 habitantes disminuyó de 6,1 en 1989 a 3,6 en 2005. En 2006, se construyeron 111 400 nuevas unidades y la proporción subió a 9,9, ambos récords históricos. Pero esas cifras fueron infladas, pues incluyeron viviendas edificadas anteriormente que recibieron ese año una habilitación para la ocupación, así como viviendas en construcción.
Después de 2006, la construcción de viviendas bajó constantemente hasta 22 100 en 2016, mientras que la razón de unidades construidas por 1000 habitantes disminuyó de 9,9 a 1,9.