Fernando Hernández Leblanche, otro veterano olvidado por el régimen cuenta a ADN Cuba sus penurias y las experiencias vividas en Angola, país extranjero al que lo enviaron a luchar junto a miles de soldados cubanos.
En 1983 el régimen lo reclutó como soldado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), e aquel entonces el cubano tenía solo 20 años.
Al llegar a Angola, cuenta Hernández Leblanche, los reclutas debían atravesar un puente. Al cruzarlo vieron a nueve cubanos muertos tirados en la carretera.
“Después estuvimos como nueve días sin comer, sin desayunar y sin tomar agua, caminando día y noche para tomar el pueblo de Musende, que estaba en el Sur. Cuando lo tomamos me felicitaron de parte de Fidel Castro Ruz.
Ahí estuve dos años pasando necesidad, hambre y miseria hasta que cumplí la misión”, dijo en entrevista.
Narra el santiaguero natural de San Luis, que un angolano con quien estrechó amistad le regaló un pulover y la noticia llegó a la jefatura. “Me sancionaron dos meses más de misión por el aquel hecho. Yo fui a Angola, fácilmente para que me mataran y sin poder traer nada.
“Cuando llego a La Habana, me entregan un diploma por ser internacionalista de primera clase, por todos los combates en los que estuve. Ese diploma es lo que te entregan para darte un premio, en Cuba no te dan nada que no sea un papel. Más tarde me ingresan en la Asociación de Combatientes. Lo único que me dio la revolución por ir a Angola es este pedazo de papel”, expresó el veterano mostrando el carné de la organización que reúne a los combatientes cubanos”.
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Actualmente Hernández Leblanche vive con su familia en un garaje, regalo de una prima. El lugar ha sido acomodado para servir de vivienda, pero las condiciones son pésimas.
“Esto no es una casa, es un garaje que me regaló mi prima. Aquí tuve mi familia. Mi hijo es impedido físico de nacimiento. Estoy pidiendo una ayuda hace rato al gobierno de Cuba para arreglar esto y se me ha negado, por decirles la verdad”.
Al igual que otros veteranos de guerra cubanos, Hernández Leblanche no recibe ninguna ayuda económica por parte del Estado; pero estaría dispuesto a recibirla de cualquier lugar que viniese.
“La revolución a mí me ha abandonado completamente. En Cuba se está pasando una necesidad grande, los alimentos subieron de precio, el agua es mala, no tenemos dinero. Hay hambre, yo si almuerzo no como.
Todos los combatientes están abandonados por el gobierno”, concluyó.