El reconocido periodista cubano y crítico de cine Joel del Río fue tajante en su crítica a una tienda en moneda libremente convertible (MLC) del régimen. A su juicio, ésta constituye un “modelo de maltrato e irrespeto al público.
“Tienda en MLC de 112 y 51, la única en Marianao: un modelo de maltrato e irrespeto al público. La grosería, torpeza y falta de solidaridad con los mayores es práctica cotidiana, y me refiero a mi madre de 84 años”, escribió del Río recientemente en su perfil de Facebook.
Según refirió, “si se te ocurre reclamar derechos, eres amenazado con llamarte a la policía para que te cargue, o te vociferan que no puedes estar parado frente a la tienda”.
“Seguros de que ellos van a seguir a su aire, me mandaron a que me quejara al Comité Municipal del PCC (Partido Comunista de Cuba). Ya fui. Espero respuesta. Mientras tanto, ellos, empezando por la administradora del lugar, siguen lacerando la hipersensibilidad de la gente, en tiempo de crisis”, lamentó.
Si bien su crítica aduce a una mala experiencia de su madre en la referida tienda, puede hacerse extensiva a la mayoría de los establecimientos habilitados por el régimen para recaudar divisas extranjeras.
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Abundan las quejas y denuncias públicas de cubanos insatisfechos con el trato recibido en las tiendas en divisas, las únicas relativamente surtidas en la isla, pero aun así sin una oferta amplia y variada de productos que pueda satisfacer la demanda existente.
De igual forma, es frecuente encontrar testimonios de personas maltratadas en otros establecimientos estatales, donde no son atendidos con los modales y la educación que se esperarían de un gobierno que se dice humanista.
La crítica de del Río generó decenas de comentarios que dan constancia de que el maltrato y el irrespeto al público es un mal generalizado en Cuba. “La vacuna para eso todavía no se está fabricando”, ironizó uno de los opinantes, mientras otro afirmó que “la indolencia, irrespeto y falta de empatía de la sociedad cubana no se van a resolver con la caída del ‘bloqueo’”.
“Harían falta, al menos, otros 60 años después de ese hecho. Por ahora es eso, sálvese quien pueda”, sentenció.
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En diciembre, del Río denunció la censura contra él en el periódico oficialista Juventud Rebelde (JR) que ejerció su director Yoerky Sánchez Cuéllar.
Con una larga trayectoria en medios e instituciones estatales cubanas (30 años de su carrera publicando en JR), el crítico cinematográfico había fustigado la campaña oficialista contra los artistas y activistas del Movimiento San Isidro y quienes se plantaron delante del Ministerio de Cultura a exigir respeto a libertades y derechos humanos.
Como represalia a ello, Sánchez Cuéllar orientó quitar un trabajo que el referido medio estaba a punto de publicar sobre el por entonces recién inaugurado Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, un tema sobre el que hay pocas voces tan autorizadas en la isla como la de del Río.